Primera Bienal de Arquitectura Rural del mundo se toma la región de Tarapacá

Auscultar la región de Tarapacá en profundidad será el objetivo de la Primera Bienal de Arquitectura Rural del mundo, que se realizará a contar del 6 de enero en las comunas del interior, siendo un hito que permitirá reflexionar no sólo sobre los temas que le son propios a esta disciplina, sino también aquéllos que son atingentes al habitante de este territorio.

Arquitectura y Patrimonio 15/01/2024
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El desierto de Atacama será el gran protagonista de esta primera Bienal de Arquitectura Rural.

Un encuentro que promete proyectar nuestra región más allá de los estereotipos y del fuego cruzado que, a veces, se apodera de nuestro entorno, comenzará a tomarse el territorio a contar de enero próximo. Se trata de la “Primera Bienal de Arquitectura Rural, BAR”, que tendrá como misión “contribuir al desarrollo de ideas críticas e innovadoras desde los espacios desatendidos por el crecimiento urbano”. 

Esta será la primera bienal de arquitectura rural del mundo y se caracterizará por estar situada en diversas localidades de la región de Tarapacá.

Anton zu Knyphausen, director de la galería “Barco Arquitectura”, nos señala que esta será la “primera bienal de arquitectura rural del mundo y se caracterizará por estar situada en diversas localidades de la región de Tarapacá, a diferencia de las bienales tradicionales que se sitúan en alguna metrópoli o gran ciudad”. Por el contrario, señala, ésta tendrá como protagonista al desierto de Atacama, el altiplano, las quebradas agrícolas y el borde costero. Un evento de alcance internacional que busca fomentar el encuentro entre arquitectos, artistas y científicos con las comunidades y personas.

Una bienal “es un evento que ocurre cada dos años y que tiene como objetivo reunir a una serie de profesionales, investigadores, o expertos de una disciplina específica, en este caso relacionadas a la arquitectura, pero que no se agota allí”, agrega. “También incorpora a las comunidades, que de alguna forma están en el centro de conversación de la bienal, habida consideración de que la ruralidad es la protagonista”.

UN PUENTE

En la convocatoria, que comenzó a circular hace varias semanas, se señala: “queremos aprender de tradiciones locales y construir un canal desde donde se transfieran conocimientos; ser un puente para el intercambio de ideas y saberes. Explorando el territorio tarapaqueño, desarrollaremos investigaciones y generaremos posibles cruces con proyectos alrededor del mundo que den cuenta de otras ruralidades del desierto”.

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“Buscamos dejar huella en la región mediante intervenciones, seminarios y actividades formativas”, señalan los organizadores.

Las actividades centrales que tendrá esta bienal, serán “talleres formativos vinculados a la academia, con estudiantes universitarios de arquitectura u otras disciplinas y talleres de diseño participativo, donde el objetivo es el intercambio y/o la transferencia bilateral de conocimientos entre comunidades e invitados”, entre muchas otras. 

DISEÑO

La idea es que de estos talleres nazcan propuestas de diseño, proyectos de investigación, incluso proyectos de planificación que puedan tener continuidad con otros fondos, a futuro.

“La idea -agrega el arquitecto- es que de esos talleres nazcan propuestas de diseño, proyectos de investigación, incluso proyectos de planificación que puedan tener continuidad con otros fondos, a futuro. Sentar las bases para iniciativas de infraestructura, de vivienda, o realización de proyectos que nacen de estas instancias de conversación. Ese es el objetivo: dejar en los distintos lugares en donde vamos a trabajar una especie de arsenal de propuestas e ideas que sirvan, en el largo plazo, a las discusiones y también a los proyectos que se ejecuten en la región de Tarapacá”.

Entre los objetivos planteados se señala: “Buscamos dejar huella en la región mediante intervenciones, seminarios y actividades formativas. Queremos que las instancias de trabajo sean un aporte sostenible en el territorio: que dejen un acervo de ideas, proyectos y reflexiones que permitan descentralizar la inversión cultural desde las grandes ciudades hacia localidades rurales”.

Entre los objetivos está abrir nuevas conversaciones sobre la habitabilidad del desierto entre arquitectos, artistas e investigadores de distintas partes del mundo.

También se menciona como objetivo “ser un nexo entre los profesionales, artistas e investigadores invitados y las comunidades locales. Abrir nuevas conversaciones sobre la habitabilidad del desierto entre arquitectos, artistas e investigadores de distintas partes del mundo. Posicionar a Tarapacá en el mundo como un centro de producción de nuevos planteamientos y conocimientos sobre la arquitectura”.

CURATORÍA

En la introducción curatorial se señala que “frente a una variedad de antecedentes sociales, culturales, geográficos y arquitectónicos que encontramos en la región de Tarapacá, nos hemos inmiscuido en aquellos espacios que dan cuenta de transformaciones a nivel físico y conceptual, en particular, del entorno rural”. 

“A través de los diferentes pisos ecológicos de esta región aparecen diversos enclaves costeros, el talante de la Pampa del Tamarugal, múltiples quebradas agrícolas y el extenso altiplano, hitos territoriales que nos enfrentan a paisajes diferenciados morfológicamente a partir de sus propios cruces con la naturaleza del desierto. Estas relaciones se manifiestan en lo material y lo simbólico –que emerge dramáticamente–, exponiendo las singulares características de sus desbordes y rutas milenarias”.

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Estas rúbricas del desierto tarapaqueño son la base conceptual de la Primera Bienal de Arquitectura Rural, remitiendo siempre a la relación entre formas de habitar, convivir y construir: desde lo construido, pasando por lo imaginable y poniendo en discusión lo proyectable. Desde estas tres dimensiones se exploran diversos mecanismos académicos, científicos, curatoriales y georeferenciales para promover las dinámicas de investigación territorial desde la arquitectura actual.


Rutas Caravaneras: la interdependencia 

de los pisos ecológicos de Tarapacá

 

La Bienal está diseñada en un formato que contempla seis meses de actividades, partiendo el 6 de enero con un simposio nacional e internacional denominado “rutas caravaneras” que, como se sabe, fueron “importantes redes de intercambio comercial y cultural que dieron cuenta de las dinámicas de ocupación territorial de los pueblos del desierto de Atacama. Estas redes infraestructurales físicas e intangibles son el prisma con el cual leeremos la ruralidad tarapaqueña y sus formas de habitar, basadas en la interdependencia de agentes humanos y no humanos a través de sus cuatro pisos ecológicos”.

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Este ciclo, indicaron los organizadores, toma la forma de un taller en formato de viaje de investigación basado en la metodología pedagógica del historiador de arte y arquitectura suizo Philip Ursprung y las residencias de investigación artísticas del curador tarapaqueño Rodolfo Andaur. El taller se compone de un grupo de agentes interdisciplinarios y estudiantes universitarios que atraviesan la región desde el altiplano hasta el borde costero.

El segundo encuentro se llevará a cabo entre el 27 y el 31 de marzo y abordará la “arquitectura agrícola”, a través de un “taller de diseño e investigación arquitectónica que busca estudiar la organización espacial de la agricultura del desierto, incluyendo las formas de cultivo, las distintas especies y sus relaciones y las infraestructuras de riego”.

El tercer tema por abordar será sobre la “vivienda social rural”, toda vez que “históricamente la vivienda social se ha planteado como una infraestructura urbana, ya que se asocia al déficit allí donde se concentra la población. No obstante, el creciente despoblamiento rural, lejos de ser un problema romántico, es un desafío territorial y económico”. En este caso habrá cuatro actividades de diseño participativo los días 28 de marzo, 26 de abril, 26 de mayo y 4 de julio. 

Posteriormente se abordarán los siguientes temas: Monumentos del desierto; Sales raras y los (Des)bordes costeros.

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