Hasta hace algún tiempo eran pocos los emprendedores de nuestra región que se atrevían con la apicultura. Pero esta situación ha ido cambiando y la mesa que los reúne ha logrado incorporar a 25 miembros en Tarapacá. Además, al alero de la recién publicada ley que promueve esta actividad, se espera que cada día más personas ingresen a este mundo fascinante.
“Estas seis toneladas de peces sobre 1 kilo son la muestra de que podemos seguir avanzando y acortando brechas productivas día a día”, indicó Jorge Lizardi, director del Programa Corvina. El hito se alcanza después de más de una década de investigación y desarrollo de una tecnología de cultivo para la especie nativa Cilus gilberti, iniciativa liderada por Fundación Chile, con el apoyo de Corfo
La autonomía regional, para dejar de ser una quimera, debe ser entendida como una meta a la cual nos acercamos mediante un gran esfuerzo nacional y regional por mejorar las capacidades de gobernanza territorial, de manera que los gobiernos regionales, responsables frente a su ciudadanía, adopten políticas públicas basadas en evidencias que mejoren la eficacia y eficiencia de su gestión. Sin ello, se arriesga el éxito de la descentralización –y su impacto en la calidad de vida de los ciudadanos de las regiones–. Y la ventana de oportunidad para hacerlo comienza a cerrarse.
La pregunta es ¿cómo los territorios podrán desarrollar esas capacidades? Si no poseen elementos articuladores de las políticas públicas que les permita ir reduciendo las desigualdades entre los territorios sub-nacionales, con una metrópolis que abarca y devora y que se nutre de esas desigualdades.
La empresa especializada en tecnologías de fotoperiodo para la acuicultura se convirtió en socia del Programa Corvina, iniciativa de diversificación acuícola apoyada por Corfo y liderada por Fundación Chile. “Queremos aportar, desde la génesis de esta nueva industria, y no simplemente acoplarnos cuando ya esté en marcha”, destaca su gerente general, Claudio Steiner.
La acuicultura en pequeña escala podría ser una de las respuestas a la escasez de productos del mar en nuestras costas. Y podría venir en ayuda de las voces de alerta que auguran el colapso de las pesquerías en Chile para las próximas décadas. El caso de la “chicoria de mar” en la Caleta Río Seco es un buen ejemplo de lo que se puede hacer cuando hay voluntad de las partes.
Seis años tiene el proyecto de cultivo del azafrán en nuestra región. Es una aventura que no ha estado exenta de problemas, especialmente porque es inédita. Y la única que se hace a esta latitud a nivel mundial. Se trata de un cultivo que vale su peso en oro, literalmente, y que de ser exitoso promete un mejor futuro para la agricultura de pequeña escala.
Las demandas actuales de alimento, y sus prácticas de producción, han impactado fuertemente al sistema terrestre, incluso a escala global. Lograr asegurar el acceso adecuado de nutrientes a todos los individuos humanos no es trivial, siendo la seguridad alimentaria una de las principales áreas en donde se enfoca el desarrollo tecnológico. ¿Somos capaces, como individuos, de revertir el daño ecológico que nuestra alimentación tiene sobre el mundo?
Se trata de palmeras de la variedad Medjool, una de las más cotizadas en el mercado internacional por la calidad de sus frutos. Importadas desde USA por la empresa Kelümilla, con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
Después de 12 años y dos programas de desarrollo (PDACH y PTEC), la tecnología para el cultivo de la especie nativa Cilus gilberti está validada y en condiciones de iniciar el escalamiento productivo. Jorge Lizardi Bustos, nuevo director del Programa Corvina, es el encargado de encabezar la última etapa de desarrollo, con la misión de entregar una oportunidad de diversificación sostenible para el norte de Chile.
Quienes compartimos la idea de mayor autonomía regional tenemos certeza que poner en marcha un nuevo país requiere pensamiento positivo y un cambio cultural. Pero también, y por encima de todo, tenemos la convicción de que no podemos alejarnos de un riguroso análisis de las circunstancias políticas y económicas actuales y sus tendencias, dado la complejidad adicional del reseteo.
Tras casi dos años, la nueva rectoría de la Universidad Arturo Prat marcará el cambio de rumbo de su gestión, anunciando nuevos proyectos en consonancia con su preocupación mayor, el vínculo entre “conocimiento y territorio”.