Cerro Pabellón, primera PLANTA GEOTÉRMICA de Sudamérica: el dulce despertar de un sueño

La planta geotérmica Cerro Pabellón, que opera en el norte de Chile desde 2017, se transformó en la primera de un listado que, alguna vez, se prometió para el Norte de Chile. En Tarapacá hubo una serie de prospecciones que no llegaron a puerto, lo que frustró las expectativas forjadas en este tipo de energía. ¿Cómo Cerro Pabellón logró finalmente su operatividad? Esta historia fue contada en un libro de reciente edición, del cual extractamos parte del capítulo correspondiente.

Innovación y Desarrollo27/03/2023 Diego Morata, Cecilia Ibarra, Sofía Vargas (*)
cerro pabellón planta geotermica
En marzo de 2017 se inauguró formalmente la planta geotérmica más alta al mundo, la primera de Chile y Sudamérica.

Para conocer cómo surge este proyecto, partiremos con una revisión del camino que los proyectos geotérmicos que han intentado desarrollarse en Chile recorrieron durante las últimas décadas. Haremos un especial énfasis en exponer cómo la carrera por encender la primera ampolleta con geotermia —que fue ganada por la alianza ENEL y ENAP, a través de la empresa Geotérmica del Norte (GDN)— fue un proceso que no estuvo exento de altos y bajos. 

Para llegar a ese punto, tenemos que partir con cómo comenzó el interés por promover la geotermia en Chile, retroceder unos 100 años, y movernos de continente. Situémonos en Italia en 1904, cuando el príncipe Piero Ginori Conti genera 29 KW con una vieja máquina a vapor, procedente de las manifestaciones geotermales de Larderello, y utiliza esa electricidad para alimentar la incipiente área industrial y algunos motores eléctricos del sector. 

Así se inicia la perforación de pozos para extraer vapor, el que fue usado como energía mecánica en industrias textiles del complejo geotérmico y, posteriormente, para producir electricidad. En los albores del siglo XX, en el año 1913, se instala en esa localidad italiana la primera unidad de 250 KW eléctricos. Este hito marcó el inicio de la era geotérmica mundial, con instalaciones pequeñas, pero confirmando que era posible generar electricidad mediante esta fuente de energía renovable.

En Italia, en 1904, Piero Ginori genera 29 KW con una vieja máquina a vapor, procedente de las manifestaciones geotermales de Larderello, y utiliza esa electricidad para alimentar la incipiente área industrial y algunos motores eléctricos del sector.

JAPÓN: PIONERO

En el año 1919 se perforaron los primeros pozos geotermales en Beppu (Japón) y, en 1921, en la zona de The Geyser (California, EEUU). Por los mismos años, también en El Tatio (Chile), los dos pozos someros (100 m) perforados en la Región de Antofagasta marcan el inicio de la aventura geotérmica en el continente sudamericano. Hace ya más de un siglo que aquella primera aventura geotérmica en Italia tuvo su eco por nuestras latitudes. 

El mundo veía en este recurso geotérmico una importante forma de generar electricidad, y Chile no estaba ajeno a esa visión. Pero llegó 1973, el año que cambió la historia reciente de nuestro país, y la geotermia no fue ajena a los dramáticos cambios que sufrió el país y fue paulatinamente desapareciendo del discurso político y ecosistema energético de Chile. Esta situación fue similar en el resto de los países andinos. En Argentina se llegó a construir una pequeña planta de generación de electricidad en Copahue. Fue un intento de comenzar el desarrollo de la geotermia en el país vecino, implementando una planta de 0.76 MWe que fue abandonada en 1995.

Siguiendo este relato cronológico de la evolución de la geotermia en nuestro país, a finales del siglo XX Chile se vio enfrentado a un serio problema energético. La sequía que sufrió la zona central en 1998-1999, sumado al corte de suministro de gas natural procedente de Argentina, mostró la debilidad de la matriz energética de nuestro país y se hizo necesario buscar nuevas fuentes de energía, con una mirada hacia las fuentes renovables. De esta forma, en enero del 2000 entró en vigencia la Ley nº 19.657 sobre Concesiones de Energía Geotérmica, permitiendo el otorgamiento de concesiones de exploración y explotación al mundo privado. 

En enero del 2000 entró en vigencia la Ley nº 19.657 sobre Concesiones de Energía Geotérmica, permitiendo el otorgamiento de concesiones de exploración y explotación al mundo privado.

BOOM GEOTÉRMICO

Comenzó una época vibrante en lo que respecta a la exploración geotérmica. En 2014, había un total de 75 áreas concesionadas para exploración geotérmica en Chile, ocho para explotación, habiendo además 56 concesiones de exploración y 20 de explotación pendientes de aprobación por parte de la autoridad. 16 diferentes empresas geotérmicas estaban instaladas en el país y se hablaba incluso de una suerte de “fiebre del oro de la geotermia”. 

Si uno toma en cuenta las proyecciones más conservadoras del Consejo Geotérmico, ya en 2015 se indicaba que Chile podría producir casi un 10% del total de la energía eléctrica que a nivel mundial se generaba con geotermia. Eran cifras muy alentadoras, y con ese panorama –y un precio de la electricidad muy alto– se pensaba en un gran desarrollo de la industria geotérmica en Chile. Se llegó a decir que éramos “la Arabia Saudí de la geotermia”. 

No obstante, nuevas barreras impidieron un desarrollo creciente de la geotermia. Encontrar un recurso geotérmico no es una labor fácil y con poco apoyo del Estado, poco a poco las empresas que estaban instaladas en Chile fueron abandonando sus proyectos. Es cierto que hubo mucha especulación en esa época, pero las condiciones de mercado tampoco ayudaron al desarrollo de la geotermia. El precio de la electricidad en Chile pasó de ser de los más altos de Sudamérica a uno cada vez más bajo, lo que, en un sistema de generación de electricidad como el chileno, basado en una oferta pública por licitaciones y con un fuerte control del precio de mercado, hicieron que la geotermia “no fuese competitiva” en esas licitaciones. Por el contrario, la generación de electricidad mediante paneles fotovoltaicos tuvo cada vez un costo más bajo, aumentando considerablemente el aporte de esta renovable a nuestra matriz energética y haciendo que los precios de las licitaciones eléctricas fuesen cada más bajos. 

Cerro-Pabellon

La planta Cerro Pabellón está conformada por dos unidades de ciclo binario de 24 MWe cada una, lo que supone una capacidad total instalada de 48 MWe.

MERCADO CRUEL

Consecuentemente, la generación de electricidad mediante geotermia fue cada vez menos competitiva, por supuesto, siempre dentro de la “lógica de una economía de mercado”. La entrada masiva de la generación de electricidad mediante paneles solares permitió a Chile dar un salto mayúsculo en la generación de electricidad mediante fuentes de energía renovables. Pero, paradojalmente, coartó en cierta medida el desarrollo de la geotermia, ya que los precios de generación de electricidad con este recurso no eran competitivos si se comparaban con los de la solar. 

Este desaliento de las empresas desarrolladoras de geotermia instaladas en Chile hizo que ya por el año 2015 el Consejo Geotérmico fuese quedando reducido a cuatro compañías: EDC, Enel Green Power, Energía Andina (que fue paulatinamente desprendiéndose de sus concesiones) y Transmark; y solo unos pocos proyectos geotérmicos mostraban algún síntoma de poder desarrollarse en un futuro inmediato. De norte a sur, los proyectos que tenían mejores expectativas eran los de Cerro Pabellón (de Geotermia del Norte), Tinguiririca (Energía Andina), Mariposa (EDC) y Tolhuaca, que cambió de nombre a Peumayén al ser adquirido por la holandesa Transmark.

Esta reducción en la actividad de exploración geotérmica en Chile se debió principalmente a limitantes de mercado, ya que las estimaciones realizadas por el Consejo Geotérmico de Chile, y publicadas en el 2018 en el documento conocido como Mesa de Geotermia, indican que el potencial de los recursos geotermales conocidos ascendería a unos 3500 MWe, y con posibilidad real de instalar al menos unos 400 MWe en la próxima década, siempre que las condiciones de mercado lo permitan. Sin lugar a dudas, Chile sigue siendo un gran proyecto geotermal, tan solo mínimamente aprovechado.

La generación de electricidad mediante paneles solares, coartó en cierta medida el desarrollo de la geotermia, ya que los precios de generación de electricidad con este recurso no eran competitivos si se comparaban con los de la solar.

CERRO PABELLÓN

En la carrera por construir la primera planta geotérmica de Chile, finalmente fue el proyecto Cerro Pabellón quien llegó primero en esta travesía que se extendió durante años. En 2017 se terminó de construir la primera planta geotérmica de Sudamérica que, hasta 2016, era la única región del mundo que aún no generaba electricidad con este recurso, por lo que Cerro Pabellón (y Chile) supondrá un hito en el desarrollo de la geotermia en los países andinos, aportando energía limpia, independiente de las condiciones climáticas y amigable con el medio ambiente. 

Tras varios años de exploración geológica, geofísica y geoquímica, el consorcio Geotérmica del Norte (GDN), conformado por la empresa italiana Enel Green Power y la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), construyó la planta en el área de Cerro Pabellón, en el sector conocido como Pampa Apacheta, a unos 4500 m de altura. Es la planta geotérmica más alta del mundo y está ubicada a unos 75 km al noreste de la ciudad de Calama, en la Región de Antofagasta, en pleno desierto de Atacama. 

Para llegar a este hito se dieron una serie de acontecimientos y descubrimientos geológicos que permitieron que, en un sector como Pampa Apacheta, donde no había evidencias de manifestaciones geotermales en superficie, tengamos hoy la primera planta de generación de electricidad mediante geotermia del continente. La historia de cómo se descubrió este campo geotermal no está exenta de singularidades. Una de ellas es que Cerro Pabellón puede clasificarse como un “sistema geotermal ciego”, debido a que no hay manifestaciones geotermales en superficie (fumarolas, piscinas calientes, surgencias termales, etc.) que indicasen que en profundidad podría haber un recurso geotermal. Solo se conocían unas fumarolas en la cima del cerro Apacheta (un volcán extinto). 

Sumado a la altura (4500 msnm), estaba el hecho de no tener evidencias en superficie de un sistema geotermal en profundidad y, además, tener que trabajar con una minuciosidad y prolijidad máxima, ya que el fenómeno de El Tatio —el “desastre ambiental”, como fue señalado por la prensa nacional— estaba muy reciente en la memoria de las comunidades y de importantes sectores políticos del país. Pero la apuesta que hizo Enel Green Power y GDN fue valiente y se concretaron esos pozos profundos que confirmaban la existencia de un reservorio con capacidad para generación de electricidad sustentable. 

Tras los exitosos resultados, se realizaron las correspondientes solicitudes de permisos ambientales y en julio de 2015 se pudo comenzar las actividades de construcción de la planta. Entre 2015 y 2017 se completó el programa de perforación de los pozos productores y de reinyección, y también la construcción de la planta. En marzo de 2017, con la presencia de la presidenta de la República, Michelle Bachelet, se inauguró formalmente la planta geotérmica más alta al mundo, la primera de Chile y Sudamérica, incorporando, por fin, al continente sudamericano la generación de electricidad mediante esta fuente de energía renovable, tan abundante en nuestra cordillera de los Andes. 

Hoy día la planta Cerro Pabellón está conformada por dos unidades de ciclo binario de 24 MWe cada una, lo que supone una capacidad total instalada de 48 MWe, un total de 13 pozos perforados durante las etapas de exploración y desarrollo de la planta, con seis pozos de producción y cuatro de reinyección. Solo uno de los pozos productores perforados no se usa en la operación de la planta, lo que significa que más del 90% de los pozos perforados han sido exitosos, rasgo destacable y poco común en el desarrollo de campos geotermales en otros países. 

Esos 48 MWe de electricidad que se generan en la planta Cerro Pabellón es la energía necesaria para cubrir la demanda anual de unas 165.000 casas, suponiendo una reducción en la emisión de CO2 del orden de 166.000 toneladas/año. Son cifras que nos deben hacer reflexionar sobre la relevancia de la geotermia en Chile. Además, durante 2021 se comenzó a construir la tercera unidad, la que debía estar concluida en 2022 y aportará 33 MWe adicionales de energía limpia, renovable y autóctona a nuestra matriz energética.


(*) Extracto editado del libro Geotermia en Chile: un siglo de historia para un desarrollo sustentable.

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