
Los barrios de Iquique gritan al unísono: ¡VIVA SAN LORENZO!
¿Y San Lorenzo? El Lolito es otra cosa, dice el sociólogo Aníbal Valenzuela. En esta crónica destaca la consolidación del espacio público, que trae aparejada la fiesta, a través de una verdadera intervención de religiosidad popular urbana. Varias de las calles adornadas para la Carmelita vivieron el recambio de colores: del café y crema, al rojo y amarillo. Pero siempre respetando la máxima: julio es de la Chinita y agosto es del Lolo. Tradiciones son tradiciones.