IN SITU RECOMIENDA: Trapped, la otra gracia de Islandia, en Netflix

No sólo el fútbol es pequeño en un país diminuto. También su industria audiovisual. Pero, como quedó demostrado, también pueden ser grandes, aunque sean pequeños. La serie islandesa “Trapped” (Atrapados) tiene todos los ingredientes para hacerse un adicto (a la buena televisión) y es uno de los recomendados de “Tarapacá Insitu” para quienes se devoran todo lo que trae Netflix.

Crítica de TV16/06/2018
Trapped

Una crónica del diario VASCO señala que tanto a nivel de cine como de televisión, la industria de ISLANDIA ha dejado de ser una anécdota, para convertirse en una realidad donde cada año producen por lo menos una o dos series de calidad, plenamente exportables. “Trapped” (Atrapados) es una de ellas. En diez episodios nos transportamos a un universo agobiante, tanto como puede ser vivir en un lugar remoto, donde la naturaleza se hace sentir con toda la fuerza. La historia comienza cuando un ferry con trescientos pasajeros -procedente de Dinamarca- atraca en el puerto de un pequeño pueblo islandés, en los momentos en que arrecia una fuerte tormenta de nieve. El barco no puede abandonar el puerto hasta que pase la tormenta y las principales carreteras están intransitables. Un cuerpo mutilado y sin identificar aparece en el agua, asesinado hace tan sólo unas horas. El jefe de la policía local, Andri Olafssun, cuya vida privada se está desmoronando, se percata de que el asesino ha desembarcado en su pueblo. Mientras los rumores se propagan, la tranquilidad se convierte en caos y tanto los pasajeros del ferry como los habitantes del pueblo entienden que todos son posibles sospechosos y que hay un asesino atrapado entre ellos. 

Creada y dirigida por Baltasar Kormákur, la primera temporada logró capturar a cinco millones de seguidores en su estreno francés, después de que su presentación en el Festival de Toronto concitara una atención unánime. Un ambiente claustrofóbico, marcado por el aislamiento montañoso de la localidad pesquera de Seyoisfjörour, a la que la climatología adversa priva temporalmente de las comunicaciones modernas, enmarca las investigaciones del reducido equipo de la policía local que protagoniza la primera superproducción televisiva financiada en Islandia. 

De la mano de una trama oscura que no hace fáciles concesiones a la galería (tal y como lamentaron en su momento tantos fans de The Bridge o The Killing), y que incluye las secuelas de la crisis financiera de 2008 en el hasta entonces considerado oasis islandés, Trapped presenta como principal cartel a un actor protagonista, Olafur Darri Ólafsson, que si bien todavía semidesconocido para el gran público internacional ya ha participado en algunas producciones hollywoodenses para el cine y también en las tablas de la Royal Shakespeare Company. En el Reino Unido, se ha convertido en el actor más reclamado por los medios. 

La naturaleza hostil, tanto como los sucesivos crímenes que nutren el argumento, confrontan al policía y a su ayudante Himika (otro de los hallazgos de la serie, interpretada por la actriz Ilmur Kristiándóttir) en la resolución de un caso que también abarca el tráfico de seres humanos, la corrupción política y el abuso doméstico en una comunidad muy cerrada al ojo ajeno. 

Hay algo poético y amenazador en este paisaje tan hermoso como traicionero. La serie participa tanto del 'thriller' como del relato de terror y recuerda a 'La cosa' o 'Alien', películas cuyos personajes también están encerrados por circunstancias propias del lugar, literalmente atrapados frente al peligro, no solo enfrentándose a un asesino, sino a la misma naturaleza, más peligrosa e impredecible. 

Cabe señalar también un cuidado tratamiento visual que comienza con la cabecera donde las imágenes de paisajes helados y las de piel humana se confunden de forma inquietante; además, el comportamiento de los personajes sigue también las pautas de un lugar pequeño y aislado. Y es que cuando ves cada día varias veces al mismo grupo reducido de personas, hablar se convierte en un acto superfluo.

“Atrapados” es exótica. Pocas ficciones islandesas han traspasado fronteras. Y esta lo hace por méritos propios. La belleza que exhibe esta serie es distinta a la escandinava: más grandiosa. Nórdica y claramente distinta.

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