La increíble y asombrosa historia del GATO ANDINO en la región de Tarapacá

Cada cierto tiempo, el Gato Andino aparece en las noticias porque alguien se robó las trampas-cámaras destinadas a fotografiarlo, instaladas en distintos puntos de Los Andes. Después, el tráfago informativo lo ignora, como suele ocurrir con muchas otras informaciones. Pero la historia de este felino -único en su especie- bien vale la pena unos minutos: para conocerlo, valorarlo y preservarlo.

Ciencia y Medio Ambiente27/05/2022Reinaldo Berríos GonzálezReinaldo Berríos González
Gato Andino reflex día Cristian Sepúlveda AGA
Gato Andino - Cristian Sepúlveda AGA

Fotos: Gentileza de AGA

Entre las múltiples curiosidades que ofrece el altiplano, no sólo en nuestra región, hay una que sin duda no podría pasar inadvertida: el gran número de gatos embalsamados que -hasta hace algunos años- era posible encontrar en centenares de viviendas. Con el paso del tiempo ese hallazgo permitió conectar un ritual andino con la identificación de una de las especies de felinos más raras y desconocidas del mundo: el Gato Andino.

El “leopardus jacobita”, que es su nombre científico, habita a lo largo de los Andes de Argentina, Chile, Bolivia y Perú. Y es tan misterioso que hasta hace veinte años la ciencia apenas sabía de su existencia. Agustín Iriarte, biólogo, ecólogo y miembro de la organización Alianza Gato Andino, AGA, lleva 22 años estudiándolo y jamás lo ha visto. Y esto porque se trata de una especie extremadamente rara. “Es muy fácil fascinarse con su estudio -nos dice-, porque es extraordinariamente hermoso. Es tan raro que, en un estudio que se hizo a nivel mundial con todos los gatos, se llegó a la conclusión que estaba entre los dos gatos más raros y amenazados del mundo”.

La historia de AGA parte a fines de los noventa, cuando algunas agencias internacionales tomaron contacto con este biólogo chileno, quien estudiaba otras tres especies de felinos. La idea era generar estudios y saber más acerca de esta especie. “Tomé contacto con algunos colegas de Bolivia y Argentina, para dar vida a esta organización y es así que me transformé en una especie de embajador chileno del Gato Andino, por ahí por el año 1998”. La primera reunión la realizaron en Jujuy, Argentina, en la que nació la AGA. 

Gato andino Juan Reppucci AGA

AGA ha realizado un enorme esfuerzo para dar a conocer la especie y sensibilizar a los niños sobre la fragilidad de este animal.

PRIVILEGIO

Del centenar de miembros de la organización, nos dice, apenas cuatro o cinco han tenido el privilegio de verlo. “Es muy difícil, porque es de hábitos nocturnos, es muy huidizo y muy raro. Una de sus características principales es una larga cola, que tiene nueve bandas de color, que le permiten balancearse muy bien en las rocas; además tiene una pequeña mancha negra que baja desde los ojos, que le da un aire de tristeza. Es más grande que un gato de casa, puede llegar a pesar unos seis kilos y vive en la alta cordillera, sobre los 3.000 metros; incluso puede llegar a los 5.000 metros”.

Hasta el año 1998, indica Iriarte, se habían publicado sólo dos artículos científicos en el mundo sobre la especie. “No teníamos idea; lo único que sí sabíamos es que era una especie muy hermosa. Y esto porque habíamos visto una imagen del fotógrafo de vida salvaje alemán Günter Ziesler, quien lo captó en 1987, en el sector del salar de Surire, mientras intentaba fotografiar a las vizcachas”.

Tras ese hallazgo, la curiosidad se apoderó aún más de este grupo de amantes de la naturaleza. “Nos vinculamos con algunos antropólogos que nos comentaron la importancia que tenía el gato andino para los aymaras: ellos consideran que, si uno tiene un gato embalsamado en su hogar, es muy buena suerte. Y si matas a uno, tienes un año de buena suerte”, indica. Por esta razón es que AGA ha realizado un enorme esfuerzo para dar a conocer la especie y sensibilizar a los niños de las regiones del norte grande sobre la fragilidad de este animal y la necesidad de protegerlo.

Diversas son las manifestaciones precolombinas que a través de petroglifos, vasijas y elementos rituales muestran a un felino moteado dotado de una larga y gruesa cola anillada.

En esos años Agustín Iriarte trabajaba en el SAG y estaba a cargo de la vida silvestre a nivel nacional. Consiguió recursos para realizar un catastro de gatos embalsamados en la región de Tarapacá antigua (que también consideraba a lo que es hoy Arica y Parinacota). Resultado: registraron más de un centenar de gatos embalsamados (entre la especie Colo Colo y Gato Andino).

FIESTA DEL TITI

La investigadora María Pérez Wagner, señala que durante la primera quincena de enero o después de cuaresma, se realiza la “fiesta del Titi”. En su investigación entrevistó a una mujer que le reseñó el ritual: “Se pone el titi embalsamado sobre un aguayo –una manta artesanal-, en el medio del corral. Se le da vino, se le hace pichar coca y se le echa grasita en todas las uñas, para que él, con las uñitas atraiga a todos los ‘llamos’. Así, ese año, todas las alpacas y llamas van a estar preñadas. Es una cosa que uno tiene que decir y el gato cumple ese papel. Yo le pesco las manitos y le digo: titi, ¿Sabes qué? Yo tengo estos animales y ahora quiero que para el próximo año me des más. Uno tiene fe con el gatito”, dice.

En un artículo publicado por la revista endemico.org se señala que son diversas las “manifestaciones precolombinas que, a través de petroglifos, vasijas y elementos rituales muestran a un felino moteado dotado de una larga y gruesa cola anillada. Su figura aparece además en narraciones locales como la del mito del Qhoa, el cual habla sobre un felino volador capaz de traer las lluvias al altiplano (Kauffmann, 1991). Por cierto, este mismo felino es el que se encuentra entre las figuras dibujadas en el altar mayor en el templo de Coricancha en Cuzco, representación considerada la síntesis de la cosmovisión andina (Giraldo-Jaramillo, 2015). El mito del Qhoa recobra especial relevancia en los ecosistemas del Altiplano andino, en donde el agua es un elemento escaso, y a la vez de gran importancia para la agricultura y ganadería, principales actividades económicas de las comunidades locales”.

gato andino embalsamado ofrenda Un gato andino embalsamado sería buena suerte, según los aymaras.

Un gato embalsamado sería buena suerte, según los aymaras.

Asociado también a la actividad ganadera se encuentra el uso ritual de pieles y ejemplares embalsamados (y también del gato del pajonal o Colo Colo) por parte de las comunidades. Durante las ceremonias andinas del wayño y la k’illpa, a través de las cuales el ganado camélido (llamas y alpacas) es marcado, el Gato Andino se transforma en una figura central que se asocia con los dioses, llamando a la fertilidad y prosperidad. 

En estos rituales el gato toma el nombre del Awatiri Mallku, el pastor o cuidador sobrenatural de los animales, vínculo entre el mundo terrenal y sobrenatural. Esta estrecha interrelación entre elementos naturales propios del ecosistema y elementos relevantes dentro de la cultura es común en el mundo andino, en donde animales, plantas, ríos y montañas tienen un valor cultural, más allá de su valor ecológico. De esta manera, la naturaleza pasa a formar parte fundamental en sus quehaceres, tradiciones y costumbres, a la que se le respeta y venera.

En el blog culturatarapaca se señala que fue el naturalista alemán Rodulfo Philippi quien lo describió en los cerros de La Dehesa hace más de cien años, en 1891. Si bien ya lo hemos observado en Chile central, sus densidades poblacionales son extremadamente bajas ¿Por qué es tan escaso? “Hay varias teorías -responde Agustín Iriarte-. Una de ellas es que su distribución está naturalmente fragmentada, debido principalmente a las características de su hábitat: montañas, grandes extensiones de salares, bofedales, etc. Otra razón es la escasez de alimento: es probable que la chinchilla haya sido un componente importante de su dieta y que la caza indiscriminada de estos roedores por su piel, que causó extinciones locales, sea uno de los factores que han provocado la disminución de las poblaciones”.

El gato andino es una especie de hábitos crepusculares que necesita grandes áreas para vivir. Es una especie con densidades poblacionales muy bajas, y se estima que a lo largo de toda su distribución existen menos de 1400 individuos adultos.

CONSERVACIÓN

Desde la primera foto de Günter Ziesler hasta hoy ha habido notables avances en su estudio. Y esto gracias a la AGA, organización que partió desde un grupo de integrantes de defensa de felinos de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). El año 1996 se formuló “Felinos Silvestres: Plan de Acción y Estado de Conservación”, lo que dio pie para fundar esta Alianza Gato Andino. “Hasta ese año había tres especies críticas, de las que no se sabía nada. Y una de ellas era el Gato Andino”, señala Iriarte. En Chile existen cinco especies de felinos silvestres. Uno de ellos es el Gato Andino y su población es tan pequeña, que podría desaparecer en el corto plazo.

Entre las virtudes de la AGA, Iriarte destaca que “hay pocos casos en el mundo que hayan logrado lo que esta organización; es decir, cuatro países que son capaces de trabajar en términos muy democráticos y logran desarrollar investigación científica de una especie. Pasar desde un par de artículos a más de un centenar. Y esto, gracias a la colaboración y a la distribución de la información. Cada vez que sabemos algo del Gato Andino, cada vez que alguien publica algo, nosotros lo vamos a conocer”.

Por otro lado, nos señala que en el sector de San Pedro de Atacama existe una reserva natural, “Puritama”, donde todas las especies que viven allí se han desarrollado bastante bien. “No hay caza; está todo protegido, hay muchas vizcachas (que es su presa favorita) y, sin embargo, la presencia del Gato Andino es muy escasa: cuatro o cinco ejemplares. ¿Por qué tan poco? Esa es la pregunta del millón”.

Gato montés andino Los gatos andinos son animales muy importantes para el ecosistema andino. Ayudan a controlar las poblaciones de roedores, y también son una fuente de alimento para otros animales, como los pumas y los zorros. Los gatos andinos son un símbolo de la belleza y la riqueza de la naturaleza andina, y es importante hacer todo lo posible para protegerlos.

La distribución del Gato Andino está naturalmente fragmentada, debido principalmente a las características de su hábitat.

“Hay muy pocos antecedentes -agrega-, y ahora recién tenemos algunos datos de la Región de Valparaíso y de la Región Metropolitana; sabemos que entre la Región Metropolitana y Visviri hay Gato Andino, en densidades bajísimas… sabemos que vive con el gato Colo-Colo; sabemos que come vizcachas y, por tanto, donde hay vizcachas, hay Gato Andino. Lo otro importante es que las trampas-cámara han sido fundamentales para su estudio, por eso es que sufrimos cada vez que se roban una”.

“Ante este misterio, hay numerosos proyectos para investigar y saber más de esta especie. Se están colocando trampas-cámaras en todo el altiplano; hay gente trabajando en la Región de Coquimbo, donde nos robaron todas las trampas-cámaras, lo cual fue muy raro. Sospechoso. Pensamos que hay algo más institucional en ese robo, porque en esa zona hay muchos intereses mineros. Y también hemos tenido malas experiencias con quienes matan vicuñas, que pueden ser registrados por estas cámaras; por ahí creemos que van los indicios de estos robos”.

gato foto endémico 2

En las cerámicas precolombinas hay abundantes dibujos del Gato Andino.


El Colo-Colo y el Gato Andino: 

juntos en las alturas de Los Andes

Gato montés andino 2

El gato andino (Leopardus jacobita) comparte su hábitat con el gato de pajonal (Leopardus colocolo), otro felino de tamaño similar, pero de distribución más amplia, con el cual es ocasionalmente confundido. Su pelaje es predominantemente de color gris cenizo con manchas café rojizas-amarillentas que se disponen en forma vertical a ambos lados del cuerpo dando la apariencia de franjas continuas. Se caracteriza por tener una cola muy larga (66 a 75% del largo de cabeza y cuerpo), gruesa, cilíndrica, de aspecto felpudo y con 6 a 9 anillos anchos y de color café oscuro a negro. Sus patas también presentan bandas o manchas oscuras más delgadas pero que no llegan a formar anillos completos.

Las principales características del ambiente donde habita el gato andino son la aridez, las temperaturas extremas, la escasa vegetación y un paisaje donde tienen especial relevancia los parches rocosos que afloran en el paisaje, debido a que proveen refugio a gran diversidad de animales. Debido a que estos parches rocosos no son continuos, el hábitat del gato andino y de sus presas es naturalmente fragmentado y combinado con las condiciones áridas presenta una alta fragilidad, por lo que modificaciones ambientales menores pueden tener un gran impacto en las especies que habitan este paisaje. La presencia del gato andino está asociada a ciertas características del terreno como la cercanía a fuentes de agua y la presencia de parches rocosos que pueden albergar a sus presas, entre las cuales se encuentra la vizcacha de montaña o chinchillón (Lagidium viscacia) que es la que aporta mayor cantidad de alimento a su dieta.

El gato andino es una especie de hábitos crepusculares-nocturnos que necesita grandes áreas para vivir, el hábitat de un macho puede llegar a tener el tamaño de más de 5000 canchas de futbol. Es una especie con densidades poblacionales muy bajas, y se estima que a lo largo de toda su distribución existen menos de 1400 individuos adultos. Existe una gran superposición entre el gato andino y el gato de pajonal en el aprovechamiento de los recursos disponibles y en el uso del territorio, siendo el gato andino una especie más especialista y con un rango de recursos utilizados más acotado.

(Información extraída de página web de AGA).

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