El planeta se quema y el fenómeno de EL NIÑO viene a profundizar la crisis

El pasado 4 de julio la Organización Meteorológica Mundial declaró oficialmente el inicio del fenómeno de calentamiento El Niño y advirtió a los Gobiernos que deben prepararse para más eventos climáticos extremos y temperaturas récord en los próximos meses.

Ciencia y Medio Ambiente23/08/2023 Matthias Gorny (*)
Fenomeno del niño Incendios
El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de romper nuevos récords de temperatura y de que se desencadene un calor más extremo en muchas partes del mundo.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) declaró oficialmente el fenómeno de El Niño tras confirmar que por primera vez en siete años se han detectado en el Océano Pacífico tropical las condiciones que, muy probablemente, causarán un aumento de las temperaturas y alteraciones meteorológicas este año. “La aparición de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de romper nuevos récords de temperatura y de que se desencadene un calor más extremo en muchas partes del mundo y en el océano”, advirtió el secretario general de la OMM y meteorólogo, Petteri Taalas.

La subida de las temperaturas, advirtió la OMM se dará sobre todo en los próximos tres meses y persistirá hasta el final de 2023, con una intensidad que “será al menos moderada”, pero no se descarta que pueda ser un fenómeno severo.

La subida de las temperaturas, advirtió la OMM se dará sobre todo en los próximos tres meses y persistirá hasta el final de 2023, con una intensidad que “será al menos moderada”, pero no se descarta que pueda ser un fenómeno severo. El meteorólogo y especialista en El Niño en la OMM, Wilfran Moufouma, indicó que entre las alteraciones que se pronostican figuran condiciones de sequía de Australia, América y, concretamente, de Sudamérica.

La OMM recordó que esta es la primera vez desde el periodo 2015-2016 en que la comunidad científica está de acuerdo en que el mundo está ante un fenómeno de El Niño y que esta declaración es “la señal para que los gobiernos de todo el mundo pongan en marcha los preparativos para frenar las consecuencias de este fenómeno en nuestra salud, ecosistemas y economías”. El Niño de ese periodo coincidió con que 2016 fuese el año más caliente globalmente que se haya jamás registrado.

Pisagua-Marensepia-Oceana

La escasez de plancton durante un episodio fuerte de El Niño afecta el desarrollo de larvas y, en consecuencia, el reclutamiento, es decir, nuevas generaciones de anchovetas y sardinas.

ALERTA TEMPRANA

Frente a esta situación, la OMM ha recalcado la importancia del buen funcionamiento de los sistemas de alerta temprana, los que pueden “salvar vidas y los medios de subsistencia. Esta es otra llamada de atención o una alerta temprana de que todavía no vamos en la dirección correcta para limitar el calentamiento conforme a los objetivos finales establecidos en 2015, en el Acuerdo de París con el fin de reducir los impactos del cambio climático”, señaló el organismo, que funciona como el brazo científico de la ONU.

El patrón climático de El Niño ocurre típicamente cada dos a siete años y suele durar de nueve a doce meses, durante los cuales se produce un calentamiento gradual del océano Pacífico que provoca intensas lluvias en ciertas regiones del mundo y sequías en otras. Entre febrero y mayo de 2023, la superficie en el centro y el este del océano Pacífico ecuatorial experimentó una subida significativa de sus temperaturas, pasando de -0.44 a +0.47 grados Celsius.

Los Servicios Meteorológicos e Hidráulicos Nacionales se han comprometido con la OMM a seguir de cerca la evolución de las condiciones de El Niño y las consecuencias que puedan derivar de este. “Al alterar las condiciones climáticas, El Niño tendrá un impacto muy fuerte en ciertos factores de la salud. Nos preocupa en especial la inseguridad alimentaria y el aumento de la malnutrición moderada y aguda, especialmente entre los más vulnerables”, dijo a la prensa la doctora María Neira, directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud en la OMS.


¿Cómo impactan a los ecosistemas 

marinos y a las pesquerías de Chile?

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) o popularmente conocido como El Niño y La Niña son anomalías extremas relacionadas con la temperatura superficial en el Océano Pacífico ecuatorial. El primero ocurre cuando aumenta la temperatura del mar frente a la costa de América del Sur principalmente entre Ecuador hasta el norte de Chile y con ello, las precipitaciones, mientras que durante La Niña se enfrían las aguas costeras. Durante El Niño se produce una disminución de la productividad del plancton en los ecosistemas marinos de Chile continental resultando en condiciones desfavorables para el zooplancton, larvas, invertebrados y peces pelágicos que se alimentan del plancton. 

Dependiendo de la magnitud de la anomalía, los mamíferos y aves marinas podrían sufrir por la falta de alimento en el mar en la fase de calentamiento, debido a migraciones de especies como la anchoveta o sardina hacia aguas más frías y nutritivas alejadas de la costa. Si se produce un fenómeno de El Niño fuerte, la temperatura del mar aumenta tanto en el norte como en la zona centro sur de Chile; si se trata de El Niño costero, la temperatura aumenta moderadamente y las consecuencias ecológicas son menos fuertes. 

Las oscilaciones en la temperatura del océano tienen distintos efectos sobre la distribución y biomasa de recursos pesqueros bentónicos y pelágicos; afectan el esfuerzo pesquero, alteran zonas de pesca y la composición de lo que se captura.

Las oscilaciones en la temperatura del océano tienen distintos efectos sobre la distribución y biomasa de recursos pesqueros bentónicos y pelágicos; afectan el esfuerzo pesquero, alteran zonas de pesca y la composición de lo que se captura. Sin embargo, las oscilaciones entre El Niño y La Niña no juegan un rol extremadamente importante en la dinámica de los peces pelágicos si lo comparamos con cambios en el océano en el largo plazo, como, por ejemplo, los efectos del cambio climático y la sobreexplotación pesquera.

La anchoveta (Engraulis ringens) prefiere las aguas frías y nutritivas cerca de las costas donde ocurre la surgencia. Por lo tanto, cuando ocurre el fenómeno de El Niño, esta especie se aleja de las costas en busca de aguas más frías, migrando hacia el sur, dificultando la pesca de este recurso, especialmente para la pesca artesanal en el norte de Chile. La sardina, por su parte, frecuenta zonas donde se mezclan aguas frías con aguas más cálidas, es decir más alejadas de las costas en comparación con la anchoveta, por lo tanto, se ve menos afectada por El Niño. Sin embargo, si se produce un calentamiento fuerte, es posible que cambie su comportamiento y también migre más al sur.

Fenomeno del niño Mar Pisagua Oceana

Para la biomasa de peces demersales, aquellos que viven en aguas profundas cerca del fondo marino, los impactos de El Niño son levemente positivos.

La escasez de plancton durante un episodio fuerte de El Niño afecta el desarrollo de larvas y, en consecuencia, el reclutamiento, es decir, nuevas generaciones de anchovetas y sardinas. Además, se producen cambios en la composición de las microalgas (como ocurrió en 1982 y 1983) que afectan en forma negativa la sobrevivencia de larvas, no solo de peces, sino que también de invertebrados.

Para la biomasa de peces demersales, aquellos que viven en aguas profundas cerca del fondo marino, como la merluza común (Merluccius gayi gayi), los impactos de El Niño son levemente positivos, mientras que, durante La Niña, son levemente negativos. La merluza es un pez depredador que se alimenta de peces pelágicos como la anchoveta o la sardina, pero es capaz de cambiar su conducta, alimentándose durante El Niño, tanto de crustáceos como de peces. Además, hay evidencia de que frente a eventos fuertes de El Niño se favorece el reclutamiento tanto de la merluza común como de la merluza austral y se produce un cambio en su distribución geográfica, acercándose más a la costa.

En resumen, las poblaciones o cardúmenes de recursos pesqueros pueden aumentar o reducirse drásticamente, hasta incluso colapsar. Por otro lado, se pueden generar temporalmente pesquerías nuevas por la presencia de especies que comúnmente, en condiciones neutrales, no forman parte de nuestros ecosistemas marinos. 

(*) Extracto de artículo publicado por Fundación Oceana.

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