Ante los hechos suscitados en las últimas semanas en nuestra ciudad y que dan cuenta del drama de los inmigrantes venezolanos, principalmente, han sido muchos los profesionales y organizaciones que han ideado distintas formas de ayuda para paliar, en parte, el problema. La siguiente es una propuesta que nace desde la arquitectura y que toma como ejemplo algunas experiencias realizadas en países que también han debido sortear esta oleada migratoria que recorre a Latinoamérica.
“El abandono institucional y estatal que viven dichas localidades muestra cómo la exclusión no sólo se vive entre la capital y las regiones del país, sino también dentro de las mismas comunas. En consecuencia, el borde costero ha sufrido una constante indiferencia, que se observa en la realidad de cientos de viviendas y barrios construidos por los habitantes locales, que actualmente son definidos por las autoridades como “ilegales”, estado que los mantiene sin acceso a la red pública de agua potable, alcantarillado y electrificación”.
Una crisis soterrada quedó en evidencia de manera dramática con la expulsión de un centenar de migrantes a principios de febrero. Las múltiples aristas de este drama apenas asoman entre las consignas, las urgencias y los miedos. Se trata, ante todo, de una crisis humanitaria y entenderla en su real dimensión es a lo que llaman todos los organismos especializados.
Esta crisis ha aumentado la vulnerabilidad y pobreza en Tarapacá; es más, todos los estudios nos dicen que estas cifras se duplicarán. Entonces, si un cuarto de nuestra población regional era pobre multidimensionalmente, hoy será la mitad… y la pobreza por ingresos también, por ende, aumentará.
Actualidad
10 de octubre de 2020
Lucía E. Silva Baltazar (*)
Chile nunca estuvo preparado para una inmigración masiva de países vecinos. Nanette Liberona, una de las más destacadas investigadoras en migraciones, nos revela en esta entrevista los problemas que ha traído aparejada la improvisación que ha afectado a miles de personas, especialmente en el norte.
Los tambores que acompañan las danzas de origen africano suenan igual en todas partes: en Arica, en Santiago y también en Iquique. Y, en todas partes, contagian… Por eso debe ser, más allá del color de piel, que los afrodescendientes no pasan inadvertidos en nuestro paisaje. Hace un tiempo se realizó en encuentro que reunió la cultura afro de nuestra región, donde hubo sorpresas, más allá de lo obvio.