LAS RAÍCES AFRODESCENDIENTES DE TARAPACÁ: Un mito que sale a la luz

Hasta hace pocos años, los chilenos pensábamos que el blanco era el color dominante en nuestra piel, con todos los prejuicios raciales que ello conlleva. Pero conforme fuimos asumiendo las oleadas de migrantes llegados de Colombia, de Haití o de Ecuador, fuimos descubriendo que había otro color y que los negros habían llegado mucho antes, cuando la República apenas asomaba.
“La gente desconoce la historia negra, la gente que vive en Iquique no acepta todavía que hubo un asentamiento negro. Por eso organizamos este festival, porque aquí hubo asentamiento negro y, además, en la actualidad hay una migración negra que queremos rescatar; vamos a unir lo que hubo y lo que hay hoy”, señala Sor Ángela Popó, dirigente de los migrantes colombianos en Iquique.
Un proyecto realizado al alero del 2% del FNDR, en el ámbito de la cultura, permitió poner en valor la raíz afrodescendiente de Iquique. “Lo que buscamos es estrechar lazos con la comunidad afro, haciendo el enfoque principal en difundir la cultura afro latina o afrodescendiente, que tiene que ver con conocer en vez de prejuiciar”, señala Su Varela, miembro del equipo organizador.
“Tarapacá -agrega- siempre ha sido una zona multicultural, por lo tanto, a pesar de los blanqueamientos que algunos han tratado de hacer, no lo han podido lograr. Y como siempre digo, si se quiebra el país, por las grietas salen las flores. Y sale la historia real de las raíces”.
Los nuevos iquiqueños participaron de este encuentro que marcó un hito en el espacio público de la Plaza Arica, capturado –casi- por los bailes religiosos. “Chile está cambiando; si vemos aquí en Iquique, en la Plaza Arica, los niños que están jugando, ellos son iquiqueños, son nacidos acá, y tienen la piel negra, porque son hijos de migrantes. Y son los nuevos iquiqueños”, señala Jean Franco Daponte, investigador de la Universidad de Tarapacá.
Fotos: Carlos Carpio