COSMOVISIÓN ANDINA: Una mezcla entre naturaleza y tradición

Esta es una muestra de algunas de ellas, fueron registradas en la localidad fronteriza de Cancosamarka, cercana al Hito 41 y corresponden a un rescate de antropología visual. En ellas podemos encontrar a la comunidad en todo su recogimiento, destacan de entre ellos, los yatiris, oficiantes de las ritualidades, que guían las ceremonias e inician las ofrendas, leen las hojas de coca y las vísceras (pulmón y corazón) del animal awilanchado (sacrificado); los alférez, que se renuevan año a año (principio de la rotación) y que deben participar en chacha-warmi o pareja (principio de la dualidad), quienes flamean banderas blancas para atraer nubes y llamar “aguaceros” en épocas del verano andino, afectado por el monzón amazónico. Las mesas ceremoniales de piedra (que son extraídas del seno de la pacha-mama, la cual debe volver a enterrarse terminado el ciclo de los ritos); los cercos o haras. Se manifiesta también el sincretismo entre las tradiciones ancestrales, precolombinas y la ritualidad e iconografía propia de la Iglesia Católica, como los calvarios dobles. Y por cierto, todo ello bajo la modalidad del ayni, (principio de reciprocidad), en donde toda la comunidad colabora, participa y aportan para financiar la festividad.
Todas estas ceremonias, comienzan de madrugada, antes de la salida del Tata Inti, sol; situación que las hace aún más sobrecogedoras, por las gélidas temperaturas de las montañas en la puna de Tarapacá, debido a su altitud, (Picavilke, por ej. a 5.250 m.s.n.m.) que muchas veces se deja sentir con todo el rigor en el cuerpo de los participantes.