LA REBELIÓN DE EL MORRO
En el principio de los tiempos, como es obvio, no se llamaba El Morro. Ni tenía el sinfín de recovecos que hoy deslumbra a historiadores, antropólogos, arqueólogos y arquitectos. Pero sí lo bañaba el mismo mar que ha alimentado a los descendientes de los changos. Sirvió como piedra angular al Iquique peruano y luego a los adelantos más modernos con que contaba la ciudad. Fue cuna de ciudadanos ilustres y de industrias increíbles. Un barrio que se atrevió a levantar la voz en procura de una categoría que podría darle un nuevo estatus: Zona Típica. Y que está a punto de conseguirla.
Arquitectura y Patrimonio05/01/2018