En el clima más seco del mundo y en la zona más septentrional de Chile, donde los cauces de los ríos están completamente secos, habita el Cactus Candelabro, una especie característica de esta zona del país y que está presente en la precordillera. En teoría está protegida, tanto a nivel nacional como internacional y que Conaf fiscaliza para asegurar su permanencia.
Eran noticias esperadas, pero no por eso menos sorprendentes: a la declaratoria de Área Marina Protegida del MAR DE PISAGUA, se sumó en enero de 2023, un nuevo sitio protegido. Esta vez se trata del Santuario de la Naturaleza de Punta Gruesa, que -tras ingentes esfuerzos de un grupo de medioambientalistas locales, encabezados por Raquel Pinto- pudo (también) transformarse en una realidad.
De forma semipresencial se llevó a cabo el seminario macrozonal “El rol del bosque nativo y las formaciones xerofíticas para la conservación de la biodiversidad” organizado por el Instituto Forestal (Infor) y la Secretaría Regional Ministerial de Agricultura de Tarapacá, realizado en el auditorio de la Seremi de Educación en Iquique y en conexiones virtuales a través de distintas ciudades del país.
Revisar con altos estándares las condiciones en que se encuentra esta característica cactácea que es protegida a nivel internacional, ha sido parte de las actividades de fiscalización que CONAF ha potenciado.
Un trabajo que comenzó hace muchos años, y que llevó a la botánica Raquel Pinto a experimentar la reforestación de nuestra flora costera con atrapanieblas. Después de diez años, tendremos un nuevo sitio protegido en Tarapacá: el Santuario de la Naturaleza del Oasis de Niebla de Punta Gruesa.
Cuidar una planta como a un bebé, brindándole los cuidados que requiere hasta transformarse en autovalente, es un trabajo arduo. Hay una persona, una mamá, en nuestra región, que ha asumido ese rol, enamorada desde siempre de la flora de Tarapacá. En una reciente charla, ofrecida a través de las redes sociales, nos contó del esfuerzo por mantener con vida a la “Eulychnia iquiquensis”, un cactus que está en peligro de extinción.
Son raras. Son bellas. Y son deseadas. Por eso es que han entrado en la categoría de “especies en peligro”. En todo el mundo hay quienes quieren tener un ejemplar en sus casas o en sus jardines, y están dispuestos a pagar miles de dólares. Mientras más raras y bellas, más pagan. Por eso es que se han encendido las alarmas, en especial en el norte de Chile, desde donde salen miles de ejemplares, dejando al desierto más solo que nunca. Los cactus, quien lo dijera, están amenazados por su belleza.
El bosque de cactus gigantes (de hasta 10 metros de altura) que se puede observar en las laderas de los cerros de Ancovinto, en la zona fronteriza de Colchane, forma parte de los atractivos del altiplano de Tarapacá. Es una especie única que, en conjunto con el hermoso paisaje que se puede apreciar hacia el Salar de Coipasa, hacen de este lugar un espacio ideal para realizar caminatas o simplemente contemplar.
10 de marzo de 2019