OASIS DE NIEBLA DE PUNTA GRUESA es declarado como “Santuario de la Naturaleza”

Eran noticias esperadas, pero no por eso menos sorprendentes: a la declaratoria de Área Marina Protegida del MAR DE PISAGUA, se sumó en enero de 2023, un nuevo sitio protegido. Esta vez se trata del Santuario de la Naturaleza de Punta Gruesa, que -tras ingentes esfuerzos de un grupo de medioambientalistas locales, encabezados por Raquel Pinto- pudo (también) transformarse en una realidad.

Ciencia y Medio Ambiente15/02/2023 Andrea Suárez
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Oasis de Niebla santuario de la naturaleza

Fotos: Gentileza de Raquel Pinto

Era cuestión de tiempo: el “Oasis de Niebla de Punta Gruesa” había pasado todos los filtros y todas las pruebas que lo acreditaban para adquirir esta categoría. Y la segunda semana de enero el sueño de muchos ambientalistas de Tarapacá se cumplió. Moyra Rojas Tamborino, la ex seremi del ramo, nos había adelantado la noticia poco antes de dejar el cargo: “Lo que falta es enviar un oficio al Consejo de Monumentos Nacionales para establecer todo el patrimonio arqueológico, histórico-cultural que pudiera haber. Después de eso el proyecto es llevado al comité de ministros para su aprobación. Esto debería ocurrir alrededor del mes de julio próximo”.

Pasaron, en rigor, más de 18 meses. Las nuevas autoridades asumieron la posta en este trabajo y cumplieron lo prometido: el actual SeremiI, Hector Derpich señaló que “es prioritario otorgar protección oficial a la población de estas cactáceas que habitan en el “Oasis de Niebla de Punta Gruesa” ya que los santuarios de la naturaleza se encontrarían subrepresentados en la región, con menos del 1% si se considera la relación entre el total de la superficie regional y la superficie de los santuarios de la naturaleza declarados y menos del 8% si se considera la relación entre el total de la superficie regional y la superficie de las Áreas Protegidas declaradas en la región”.

CACTÁCEAS

El principal objeto de conservación del Santuario de la Naturaleza es la especie Eulychnia iquiquensis, cactácea arborescente característica de los “ecosistemas de niebla”. Esta especie actualmente se encuentra en categoría de conservación “En Peligro” y está incluida en el plan de Recuperación, Conservación y Gestión (RECOGE) de Flora Costera del Norte, liderado por el Ministerio de Medio Ambiente. Esta es una especie propia del norte de Chile distribuida desde la región de Arica y Parinacota hasta la región de Antofagasta.

Posee características que la hacen única, de gran belleza y colorido. En la actualidad se conocen sólo doce poblaciones de iquiquensis en la costa de Tarapacá, por ello es imperioso su protección y conservación. Es necesario indicar que actualmente no existe regeneración natural de la especie en dicha población, por lo que se lleva a cabo un programa de forestación desde el 2011 en el sector de la mano de la botánica Raquel Pinto, experta que ha desarrollado un extenso trabajo de investigación en la zona.

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CONTRA LA CORRIENTE

Raquel Pinto nos había comentado en su momento: “hacer esto es como estar contra el cambio climático. Me pregunto qué sentido tiene hacer lo que estoy haciendo, porque voy contra la corriente. Pero una vez que el cactus está grande, el mismo se transforma en un atrapanieblas y en una vecina amistosa: siempre hay alguna planta, viviendo bajo ella. La regeneración natural es casi imposible, porque para que un cactus pueda sobrevivir por sí solo se necesitan unos cinco años con episodios de lluvias continuos, y después pueden resistir cinco años de sequía, pero lamentablemente las condiciones climáticas no están”.

Por esta razón la idea de trabajar con atrapanieblas ha sido una salvación; un asistente clave en la etapa de “crianza” de las plantas. “Cuando las plantas tengan un tamaño suficiente, cuando puedan por sí solas atrapar el agua, entonces se les retirará el atrapanieblas; cuando puedan humedecer el suelo a sus pies. A los diez años, aproximadamente, cuando lleguen a medir un metro probablemente podrán seguir solas su vida. La velocidad de crecimiento va aumentando, a medida que el cactus es más grande”.

En el año 2019, se comenzó a trabajar en un plan de reforestación del área. “Ahí nos dimos cuenta, gracias al informe que nos entregó Raquel Pinto, que el ecosistema sigue muy vigente; si se reforesta tiene mucho éxito y se pueden hacer muchas otras cosas, además de rescatar la vegetación natural. Con esta información nueva, decidimos retomar los intentos por alcanzar una categoría de protección del sector”, señaló en su momento Moyra Rojas, la seremi del medio ambiente del gobierno anterior..

FACTOR CLAVE

La niebla, señala Raquel Pinto, se empieza a formar al mediodía, a los 700 metros de altitud; luego sube y baña los atrapanieblas. “Así se alimentan los cactus. Primero se fortalecen las espinas y recién a los dos años empiezan a crecer. Al instalar los atrapanieblas se ha producido una revitalización del ecosistema; ha aparecido una alfombra verde bajo cada uno de los atrapanieblas, muy bonito. Esta alfombra dura apenas, eso sí, cuatro meses (de agosto a noviembre), para después volver a seis meses de sequía. Así se mantienen los cactus; es como un sistema de auto riego natural”.

Un aspecto destacado del proyecto, agrega la botánica, es la respuesta de la vegetación a la instalación de los atrapanieblas. “Al primer año aparecieron hierbas anuales como Polyachyrus, Tetragonia, Cristaria. Al año siguiente aparecieron las plantas perennes como Solanum brachyanterum, que duraron varios años. Y luego aparecieron las geófitas como Alstroemeria, Oxalis. Una secuencia interesante. Otras arbustivas rastreras continúan creciendo como Ephedra, Glandularia y Nolana intonsa, formando verdaderos cubre pisos”. 

ECOSISTEMA

El nuevo Santuario de la Naturaleza contempla una extensión aproximada de 29,4 hectáreas y forma parte de los ecosistemas de cordillera de costa que aloja una de las últimas poblaciones vivas del, también llamado, copao de Iquique, especie que se mantiene gracias al efecto de la neblina costera o camanchaca, que ingresa desde el mar hacia la serranía costera. Este fenómeno, además de contribuir a mantener la vegetación presente, constituye el hábitat adecuado para la fauna circulante del desierto costero y las especies visitantes como aves rapaces, que depredan roedores, lagomorfos, reptiles y otras aves.

La declaración de santuario de la naturaleza de Punta Gruesa está en línea con los acuerdos alcanzados en diciembre de 2022 en la Conferencia de las Partes de Biodiversidad (COP15), que se realizó en Montreal, Canadá, luego de que 196 Estados se alinearon en torno a una meta que ayudará a proteger la naturaleza de la grave crisis de pérdida de especies y ecosistemas que enfrenta. Se establecieron importantes objetivos para 2030. Uno de ellos fue el acuerdo para proteger el 30% del planeta -tierra y océano- al año 2030, llamado también acuerdo 30×30, con un énfasis en las zonas de particular importancia para la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Según la evidencia científica, si contamos con al menos el 30% de protección de la naturaleza, esto podría otorgar al planeta la oportunidad de recuperarse y evitar la extinción de millones de especies.

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