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Equipo encabezado por el director del Museo Regional, Luis Pérez Reyes, realizó el salvataje de un sitio hallado en forma fortuita por pobladores del sector. Podría tratarse, según se indicó, de cuerpos vinculados a algunos de los episodios sangrientos registrados en la región a fines del siglo XIX.
Hallazgo tras hallazgo. Así se podría resumir lo que ha ocurrido con el proyecto de investigación “Tarapacá en la Ruta del Camino del Inca”, que un grupo de académicos viene desarrollando en nuestra región desde hace un tiempo. Más allá de la ruta propiamente tal, de la cual poco o nada se sabía antes del 2012, el proyecto ha permitido visibilizar a las comunidades aledañas a la ruta que hoy día, empoderadas, atesoran esta herencia cultural de sus antepasados, las que están dispuestas a trabajar para ponerla en valor, para difundirla y, más aún, para trabajar en su reconocimiento como Patrimonio Histórico Nacional.
Probablemente y casi con absoluta certeza, este será el primer año en que las fiestas que forman parte de la esencia de nuestra región, estarán ausentes por completo. Los promesantes, los bailarines, los músicos, los turistas y los curiosos, deberán esperar días mejores. El virus, que nos tiene confinados por varias semanas, amenaza con impedirnos salir por un buen tiempo. Y, por consiguiente, no habrá ocasión para el rito comunitario. A esperar tiempos mejores.
20 de julio de 2020
Un libro que pretende ayudar a comprender mejor la fiesta de La Tirana ya está circulando en digital. Un texto que se arma en torno a un aspecto poco conocido y escasamente tratado de la fiesta: las notas de prensa que los diversos periódicos escriben sobre el 16 de julio. Un libro de fuentes, dice el sociólogo Bernardo Guerrero, su autor.
La pandemia le jugó una mala pasada. Estaba lista para salir de la ciudad y radicarse en la quinta región, cuando el coronavirus dijo otra cosa. No obstante el confinamiento, ha seguido creando desde su taller y ha participado en una serie de muestras virtuales a las cuales ha sido invitada. En todas ellas derrocha creatividad, cambiando paradigmas y modelos tradicionales por nuevas formas de entender el arte.
Cuando no existían las luces leds, los diablos andaban tristes por la vida. En la actualidad, esperan con ansias que a La Tirana llegue la noche, para lucirse en la explanada del pueblo. Bailan con entusiasmo y con sed, durante días enteros, en homenaje a la Virgen del Carmen, en un ritual que sólo entienden los iquiqueños de pura cepa. La foto, editada, es la portada de la Guía Turística de Tarapacá.
17 de julio de 2020
En el vientre del Santuario, en un espacio de 342 metros cuadrados, se puede conocer la historia y las vivencias religiosas del Norte Grande. Con un concepto museográfico territorial y comunitario, en el cual se basa su habilitación, implementación y funcionamiento, el Museo es uno de los principales atractivos del pueblo.
La naturaleza es parte de nuestra vida cotidiana y está íntimamente ligada con nuestra identidad y desarrollo como país. Es por ello que la conservación de la biodiversidad es una inversión que mantiene viva la base de nuestro desarrollo, el bienestar de los chilenos y las fuentes de oportunidades para las personas.
En un contexto impensado, nos encontramos enfrentados de manera mundial a una pandemia. Previo a esto, el escenario global venía tomando un rumbo de cambio, hacia un nuevo paradigma de Desarrollo Sostenible, basado en los tres pilares básicos: económico, social y medioambiental.
A comienzos de la década del 50’ del siglo pasado ya se había iniciado el “problema de las tomas” en Iquique y con ello el “movimiento de los pobladores”. Desde esos años se suceden “las tomas” y posterior entrega de terrenos en la San Carlos (1952), Norte Hospital (1955), Caupolicán (1957) y O’Higgins (1963) por nombrar algunas, dando paso a las poblaciones marginales o “callampas” como las denominaba despectivamente la prensa de la época.
Memoria
27 de mayo de 2020
Aníbal Valenzuela Sepúlveda
¿Qué había más al sur de la ciudad y mucho antes de Cavancha en 1879? Terrenos eriazos, que por su hermosura fueron conocidos como “Viña del Mar”, los que se situaban en el sector de los “Baños de Las Gaviotas”, que reconocemos como “Baños de la Gaviota”, en la poza homónima. Los Baños eran el único establecimiento en el descampado hermoso, con vista al mar, con muchas de estas aves anidando y sobrevolando el lugar.
Memoria
28 de abril de 2020
Juan Vásquez Trigo (*)