ALTIPLANO: REGISTRO DE LLUVIAS de los últimos 1000 años arrojan luces sobre el futuro

Una reciente investigación publicada en la prestigiosa revista “Geophysical Research Letters” reconstruyó las precipitaciones ocurridas durante los últimos 1000 años en el Altiplano del norte grande y analizó los factores que influyeron en la ocurrencia de períodos secos y húmedos siglos atrás. Aún no se pueden sacar conclusiones definitivas sobre lo que ocurrirá a futuro, pero estamos en buen camino.

Ciencia y Medio Ambiente21/03/2022Reinaldo Berríos GonzálezReinaldo Berríos González
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El trabajo de CEAZA es parte de una serie de estudios que se vienen realizando hace años a lo largo de todo el Altiplano chileno y parte del desierto de Atacama.

Fotos: Gentileza de CEAZA

Un equipo de investigadores del Centro Científico CEAZA, reconstruyó las precipitaciones ocurridas durante los últimos 1000 años en el Altiplano y acaba de publicar sus hallazgos en la prestigiosa revista “Geophysical Research Letters”. El trabajo es parte de una serie de estudios que se vienen realizando hace años a lo largo de todo el Altiplano chileno y parte del desierto de Atacama, desde el Altiplano de Arica hasta la cordillera de Copiapó, por parte del laboratorio de Paleoclimatología y Paleoecología del Centro Científico CEAZA, liderado por el doctor Antonio Maldonado. 

El doctor Ignacio Jara, investigador posdoctoral del CEAZA y autor principal de este trabajo, explica que “este tipo de estudios nos permiten entender de mejor manera las variables climáticas que han influido sobre las precipitaciones en el desierto de Atacama y Altiplano chileno. También, nos da luces sobre qué factores podrían ser relevantes en las décadas y siglos venideros”.

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Agrega que utilizan “las madrigueras fósiles para reconstruir el clima del pasado del altiplano chileno; en particular nos enfocamos en los últimos mil años: los últimos diez siglos de historia que, para la Paleoclimatología, es como la punta del iceberg. Nos enfocamos en ese período tratando de reconstruir cómo han sido las precipitaciones. Como se sabe, en esta región llueve casi exclusivamente -o mayoritariamente- en verano, entonces nos enfocamos en entender cómo han variado estas lluvias de verano”.

El trabajo es parte de una serie de estudios que se vienen realizando hace años a lo largo de todo el Altiplano chileno y parte del desierto de Atacama, desde el Altiplano de Arica hasta la cordillera de Copiapó, por parte del laboratorio de Paleoclimatología y Paleoecología del Centro Científico CEAZA. La idea es investigar “cuáles han sido los principales controladores, las principales fuerzas que están controlando esta variabilidad a escalas mayores”.

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El estudio recién publicado reconstruye cambios en la vegetación y el clima durante el pasado a partir del estudio de los granos de polen.

¿Por qué es importante estudiar el clima del pasado? El doctor Ignacio Jara, señala que “este tipo de estudios nos permiten entender de mejor manera las variables climáticas que han influido sobre las precipitaciones en el desierto de Atacama y Altiplano chileno. También, nos da luces sobre qué factores podrían ser relevantes en las décadas y siglos venideros. Los registros de lluvias de estaciones meteorológicas -agrega- abarcan periodos cortos de tiempo y están muchas veces incompletos. El problema con ello es que no podemos observar variaciones climáticas a escalas temporales mayores, claves para proyectar tendencias futuras. Por eso, es importante acudir a registros climáticos del pasado”, destaca.

LLUVIAS EN VERANO

Además, la zona de la cordillera del desierto y el Altiplano del Norte de Chile presenta características climáticas diferentes en relación al resto del territorio chileno. “Una diferencia fundamental es que en el altiplano chileno llueve mayormente en verano, como resultado de la penetración de humedad originada en el Océano Atlántico”. A diferencia de Chile Central, en donde se observa una sequía que ya se extiende por varios años, en el Altiplano chileno la situación es diferente. “Si revisamos los datos meteorológicos, no se observa una tendencia clara de aumento o disminución de precipitaciones, y existen muchas menos certezas sobre proyecciones futuras. Entender cómo responderá el Norte de Chile al cambio climático será sin duda un desafío para la ciencia”, indica”.

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La zona de la cordillera del desierto y el Altiplano del Norte de Chile presenta características climáticas diferentes en relación al resto del territorio chileno.

“Hemos detectado -señala el científico- que ha habido períodos de mayor y menor humedad; al parecer las lluvias de verano durante los últimos mil años han fluctuado a distintas escalas temporales. En particular nosotros detectamos que la primera mitad del mileno recién pasado (1000-1400 dC), se registraron condiciones relativamente más secas. O sea, menores montos de precipitaciones de verano. Por el contrario, la segunda mitad del mileno recién pasado (1500-2000 dC), las precipitaciones tienden a ser mayores y más variables. Ese patrón se extiende más o menos hasta el presente; tiene algunas variaciones, pero ese es el patrón general que observamos”.

EL NIÑO/LA NIÑA

Respecto a si estos estudios permitirían predecir lo que ocurrirá a futuro, el doctor Ignacio Jara señala: “nosotros nos enfocamos en el pasado, por lo tanto, no trabajamos con una herramienta que permita predecir cómo va a cambiar el clima en el futuro; hay mucha incerteza respecto a cómo va a ser el invierno boliviano en un escenario de un mundo más caliente. Nosotros lo que sí podemos decir al respecto, es que encontramos que los cambios que ocurrieron en el pasado, se correlacionan bastante bien con variabilidad del tipo el Niño/la Niña, que sabemos que hoy en día es muy importante para entender qué tan intensas van a ser las lluvias de verano en esta región”. 

“Nosotros lo que decimos es que esta relación el Niño/la Niña y las lluvias de verano, no solamente ocurre en el presente, sino que también se extiende en el pasado, a escalas mucho mayores. Y, por lo tanto, es muy probable que esta relación se extienda también en el futuro. Entonces los cambios en la intensidad de eventos de el Niño/la Niña van a ser claves para entender cómo van a ser los cambios en las lluvias de verano en el altiplano chileno”.


“La megasequía de nuestro país

tiene un enfoque bien centralista”

 “La gran discusión sobre el cambio climático en Chile, tiene que ver con lo que se llama la megasequía, que también hay que asumirlo con un enfoque bastante centralista, porque no todo el país está siendo afectado por esto. Existe bastante consenso en que el centro y sur de Chile está sufriendo una megasequía y que esta sequía se va a extender. Pero cuando nosotros vamos más al norte y examinamos las regiones en donde llueve, principalmente en verano, vemos que no existe una tendencia muy clara de precipitaciones; en parte porque los datos son muy incompletos, pero también porque estamos sujetos a un sistema de precipitaciones que es distinto a las lluvias que ocurren en invierno en Santiago o el sur del país. A nosotros nos interesa entender ese sistema, nos interesa saber cuáles son los controladores de esas lluvias, cuáles son las fuerzas que están controlando que haya un verano muy seco o muy húmedo. Y cuáles van a ser las proyecciones para las próximas décadas para el norte de Chile”.


Depósitos de roedores: 

así se reconstruye el clima

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El estudio recién publicado reconstruye cambios en la vegetación y el clima durante el pasado a partir del estudio de los granos de polen. Para realizar este trabajo, se obtienen los granos de polen desde madrigueras de roedores que han perdurado en el desierto por miles de años. Estas madrigueras fosilizadas están compuestas por fecas, orina de ratones y restos vegetales, los cuales se preservan por miles de años en regiones áridas como el desierto de Atacama y el Altiplano. 

“Nosotros lo que hacemos -indica el doctor Jara- es que vamos a terreno y en distintos lugares, generalmente asociados con formaciones rocosas, encontramos estas madrigueras -que son realmente las casas de un roedor que vivió hace mucho tiempo- y que logró fosilizarse, petrificarse y mantenerse por mucho tiempo, para extraer muestras que luego llevamos a laboratorio”. 

“Estas madrigueras son verdaderos libros hacia el pasado, permitiendo reconstruir la vegetación que existió muchísimo tiempo atrás. Analizamos los granos de polen presentes en madrigueras fósiles recolectadas, porque el polen es un indicador de las plantas que crecieron durante la vida de un roedor que existió hace muchos siglos atrás”, destaca.

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