La Academia de Educación Física: 103 años de deporte y comunidad en Iquique. Pt 2

Texto y fotos: Atilio Jorquera Cavada

El impacto de la política inclusiva de la Academia sigue presente hoy en día, especialmente en la rama de básquetbol. Las madres que apoyan a sus hijos en este deporte han asumido roles clave en la gestión diaria del club, desde coordinar eventos, participaciones competitivas y otros detalles. Lo que exterioriza que la Academia es un hogar donde familias enteras encuentran oportunidades para ser parte de algo significativo.

El impacto de la política inclusiva de la Academia sigue presente hoy en día, lo que exterioriza que la Academia es un hogar donde familias enteras encuentran oportunidades para ser parte de algo significativo.

En la edición anterior destacamos a Guillermo Wilson, quien también fomentó la participación de las mujeres en otras áreas clave de la identidad del club. Las evidencias son las siguientes: el diseño del emblema icónico —la “A” flanqueada por dos alas negras, fue realizado por la esposa de Lautaro Ponce, la composición musical del himno oficial compuesta por Olga Edding, acciones concretas, de que las mujeres han dejado un sello indiscutible en la Academia. 

Gabriela Sáenz Goyenechea también puso música a otro himno de la institución, aunque su autoría no está completamente documentada. Todas ellas, junto con otras que han influido indirectamente a través de vínculos familiares, han ayudado a construir la historia de la Academia. Este espíritu colectivo, impulsado inicialmente por Guillermo Wilson, sigue siendo una de las características más valiosas de la Academia. Hoy, las madres que apoyan a sus hijos en la rama de básquetbol y trabajan en favor del club continúan personificando ese valor fundacional. 

A más de un siglo de su fundación, la Academia de Educación Física es vital para Iquique.

En ese sentido, Guillermo Wilson, como primer presidente de la Academia de Educación Física, entendió la importancia de la inclusión y lo comunitario. Su planteamiento al respecto, cimentó el recorrido del club, estableciendo que la apertura ha sido un principio inalterable que se  ha mantenido durante más de un siglo. 

CAPITAL CULTURAL

La Academia, desde su creación, ha sido un espacio que refleja el concepto de capital cultural, tal como lo define Pierre Bourdieu (1986). Este tipo de capital se refiere a las habilidades y conocimientos que permiten a las personas acceder a oportunidades sociales y culturales. En el caso de la Academia, esto fue utilizado tanto por sus fundadores como por sus socios a lo largo de las diferentes épocas para dar acceso al deporte y otras formas de desarrollo personal. 

En términos socioeconómicos, la mayoría de los socios de la Academia tenían buenas posiciones laborales, como funcionarios públicos, oficialidad y emprendedores exitosos. Esta composición inicial otorgó al club una gestión más sofisticada y le permitió conseguir una infraestructura de calidad, ubicada estratégicamente entre el borde costero y la calle Baquedano. Todo esto, contribuyó a que la Academia fuera percibida como un club exclusivo o “de ricachones”. 

Guillermo Wilson entendió la importancia de la inclusión y lo comunitario. Su planteamiento al respecto, cimentó el recorrido del club, estableciendo que la apertura ha sido un principio inalterable que se  ha mantenido durante más de un siglo. 

Sin embargo, la historia de la Academia revela una faceta menos conocida pero igualmente significativa: nunca se excluyó a nadie. Sus fundadores, conscientes de su posición, decidieron utilizar su capital cultural para que el club y sus integrantes brillarán en las competencias. De esta manera, la Academia fue un club deportivo y un espacio de transmisión de capital cultural. 

EL FUTURO DEL CLUB

Hoy, a más de un siglo de su fundación, la Academia de Educación Física es vital para Iquique. Aunque las disciplinas deportivas se han reducido con el tiempo, el club reafirma su compromiso de origen. Actualmente, cuenta con básquetbol formativo y competitivo, (masculino-femenino), voleibol femenino, baby fútbol y capoeira. Además, ha ampliado su alcance incorporando actividades culturales y de gestión del conocimiento deportivo.

La lección que nos deja la Academia: el deporte como herramienta de transformación social

En los paradigmas de hoy, la Academia cobra especial relevancia como espacio de conexión humana real en una era dominada por lo virtual. Como señala el Byung-Chul Han (2023), vivimos en una “sociedad del cansancio” donde las interacciones digitales han reemplazado gran parte de nuestros encuentros presenciales. La Academia se posiciona como un refugio donde niños, jóvenes y adultos pueden reconectar con otros de manera genuina. En sus canchas y espacios comunes, las personas desarrollan habilidades sociales irremplazables por cualquier tecnología. 

La actual directiva, respaldada por antiguos y nuevos socios comprometidos, trabaja incansablemente para mantener la infraestructura del club y garantizar su permanencia en el futuro. Sin embargo, más allá de la preservación física, el desafío radica en revitalizar su esencia como un espacio integral. En una ciudad como Iquique, donde no sobran los espacios como este, la Academia tiene la responsabilidad de seguir siendo un lugar donde se construyen identidades, se comparten experiencias y se gestiona conocimiento para el bien común.

Consideraciones Finales

La Academia de Educación Física es un permanente de Iquique. Su historia nos ha enseñado que cuando una institución se mantiene fiel a principios fundamentales como la inclusión, la formación integral y el compromiso comunitario, puede trascender generaciones y tendencias.

El básquetbol es una de las ramas más destacadas de la Academia.

Como señala Laurajane Smith (2006), el patrimonio no se limita a objetos o lugares, es más bien un proceso social donde se construyen significados y valores. En este caso, la Academia de Educación Física representa en su origen y trayectoria un “patrimonio autorizado”, por su impacto comunitario y legado deportivo, y también un “patrimonio disonante”, al desafiar estructuras desde su permanente autogestión. Este carácter dual refuerza su relevancia como una institución que ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a los cambios sociales y culturales sin perder su esencia.

A 103 años de su fundación, la Academia enfrenta el desafío más importante de su historia: demostrar que en un mundo digitalizado, los espacios físicos de encuentro humano son más necesarios que nunca. Su recorrido nos recuerda que el verdadero progreso no está en reemplazar nuestras interacciones, sino en enriquecerlas. Esta es la lección que la Academia nos deja como herencia para los próximos años: el deporte como herramienta de transformación social y el club como espacio compartido donde todos tienen cabida.

A 103 años de su fundación, la Academia enfrenta el desafío más importante de su historia: demostrar que en un mundo digitalizado, los espacios físicos de encuentro humano son más necesarios que nunca.

Sin embargo, la riqueza de su historia va más allá de lo aquí expuesto. Los detalles de cada gestión, los nombres de quienes han dejado su huella y las historias detrás de cada disciplina deportiva que ha sostenido el club dan para una serie de artículos que permitiría profundizar en estos temas. Desde los primeros equipos y atletas hasta las generaciones actuales, cada etapa de la Academia merece ser explorada con detenimiento para comprender plenamente su valor en la comunidad y su contribución al desarrollo deportivo y cultural de Iquique.

Antiguas generaciones posando orgullosas en el Iquique del siglo pasado.

La integración del concepto de patrimonio de Smith refuerza el mensaje principal, conectando el valor histórico y social de la Academia con su relevancia contemporánea, y proporcionando un marco que respalda su importancia como institución patrimonial.