Gestión desde la educación intercultural para fortalecer los entornos de mujeres y niñeces indígenas

Con motivo de la implementación de la cuarta etapa del Programa Originarias de ONU Mujeres en la región, Tarapacá Insitu conversó con la académica Verónica Apablaza Yáñez, Educadora de Párvulos de profesión, quien a la fecha se desempeña como directora del Programa “Mujeres y niñeces indígenas: transformando entornos” de Originarias, esto desde su trabajo en la Línea de Educación Intercultural de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat.

Arte y Cultura04/08/2024 Valentina Camilla Araya
Verónica Apablaza
Verónica Apablaza ha sido testigo de flujos, conocimientos y perspectivas entre comunidades, la academia y su propia historia respecto a la educación intercultural.

Desde hace casi 40 años de trabajo ininterrumpido, Verónica Apablaza ha sido testigo de flujos, conocimientos y perspectivas entre comunidades, la academia y su propia historia respecto a la educación intercultural. Proveniente de Santiago, se desplaza siendo una adolescente a la región, ya que sus padres tuvieron que trasladarse en busca de trabajo, llegando a un Iquique afectado por la crisis de las pesqueras durante los años 80. Con el tiempo decide estudiar Educación de Párvulos en la UNAP, donde desarrolló su investigación de titulación de pregrado respecto a la “recopilación, musicalización y teatralización de cuentos andinos”, lo cual fue un punto detonante.

Bajo ese contexto e intereses se suma al equipo del Taller de Estudios Regionales, desde donde inicia su trayectoria en el trabajo con mujeres tejedoras indígenas, con quienes -a fines de los años 80- habilita una tienda de venta de tejidos tradicionales aymara llamada Sawuña aymara, la que se ubicó en Obispo Labbé con Thompson, que cerró al poco tiempo debido a la imposibilidad local de acceder a ese tipo de productos por su costo asociado al tiempo y técnicas de confección y el desconocimiento generalizado -en ese entonces- respecto a su valor cultural. “Esa experiencia implicó que yo hiciera mucho trabajo en terreno. También mi tesina. Pasaba con mucha frecuencia, casi medio mes en la cordillera”, agrega.

Esos momentos fueron claves para seguir articulando desde distintos lugares y espacios: como académica; investigadora y coordinadora y directora de programas, llegando a ser impulsora de la primera carrera de Educación Parvularia Intercultural en Latinoamérica desde la UNAP, lo que con el tiempo le ha permitido participar de diversas instancias claves en torno a incentivar la relevancia de la educación intercultural para la formación de profesionales y para el desarrollo de la sociedad. Al respecto, agrega: “He construido mi vida vinculada al mundo académico, que es un espacio que valoro enormemente y siempre agradezco la oportunidad de estar en este proceso de acompañar en la formación de profesionales, lo que es de mucha responsabilidad”. 

El proceso de aculturación, obviamente había generado en las personas originarias de una etnia una resistencia absoluta y total a su propia cultura y lengua.

En los años noventa Verónica fue invitada a realizar una investigación para la Junta Nacional de Jardines Infantiles. En ese contexto se buscaba investigar el impacto de los niveles de aculturación que había generado el proceso de chilenización, lo que fue un fuerte golpe hacia la cultura y la lengua. “Allí pude ver el proceso de aculturación, la pérdida de la cultura de manera tan violenta e inhumana por la cultura dominante y también por la dictadura, lo que obviamente había generado en las personas originarias de una etnia una resistencia absoluta y total a su propia cultura y lengua”, enfatiza.

Sus conocimientos respecto a la realidad de la región, su trayectoria y sensibilidad para comprender las dinámicas culturales locales y su compromiso con la formación de profesionales, fueron aspectos claves para que fuera invitada a trabajar en el Programa Originarias, aportando al desarrollo del área formativa y educativa. 

PROGRAMA ORIGINARIAS

Con la intención inicial de fomentar la participación económica y social de las mujeres indígenas, el Programa Originarias surge el 2016 en la búsqueda de “reconocer el rol indispensable de las mujeres para un desarrollo más sostenible de la sociedad y los territorios”, señala en su sitio web. Esta iniciativa es posible gracias a la gestión de ONU Mujeres en la región, donde Teck es el principal donante para la gestión e implementación de las 4 etapas del programa. 

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Los productos, debido a su costo asociado al tiempo y técnicas de confección, ha costado que sean valorados por la comunidad.

En la primera etapa, se llevó a cabo una caracterización de la situación socioeconómica de las mujeres indígenas, donde se investigó de manera participativa las barreras que existen para el empoderamiento económico, identificando las brechas relativas al acceso a oportunidades de capacitación que vayan en línea de las necesidades y realidades de las mujeres indígenas en Tarapacá. 

La segunda etapa, desarrollada durante 2018 a 2020, significó articular en torno a la creación de un centro que promoviera la participación de las mujeres en su desarrollo. Esto ocurrió mediante una estrategia de diseño, validación, habilitación y puesta en marcha de un Centro para el Empoderamiento de las Mujeres, el cual fue inaugurado el mismo año y que se ubica en O’Higgins 821, Iquique. 

Tras concretar con éxito las bases necesarias para desarrollar programas y actividades formativas, se da el vamos a la tercera etapa, la cual se desarrolló en conjunto con la Facultad de Investigación e Innovación de la UNAP, incorporando nuevos enfoques y tecnologías para la gestión, formación y comercialización que contribuyen, por un lado, a la sostenibilidad del centro y por otro, a los logros y fortalezas que han conseguido las participantes del programa, amplificando su cobertura. 

El Programa Originarias surge el 2016 en la búsqueda de “reconocer el rol indispensable de las mujeres para un desarrollo más sostenible de la sociedad y los territorios”.

A la fecha y proyectado hasta el 2025, se encuentra en curso la cuarta etapa, la que consiste en socializar herramientas formativas para las mujeres y niñeces indígenas y sus entornos. Estas acciones se distribuyen en dos líneas: Por un lado, el trabajo con niños, niñas y adolescentes en materias de educación intercultural, reforzando sus entornos. Y, por otro lado, el desarrollo de habilidades en torno a la ciencia, el arte, la cultura y la tecnología. 

Sobre ello, Verónica explica: “Entre las acciones se encuentra: una escuela de pedagogía teatral para educadoras/es que trabajan con infancias, de modo que las estrategias y habilidades de esos educadores permean a los niños y niñas con herramientas que favorecen la creatividad y la expresión”. En paralelo se está convocando a talleres para niños y niñas en torno a la música ancestral, para que accedan a cantar y a aprender en torno a la confección de instrumentos, en miras a que esto sea un potenciador para fomentar su identidad y revitalizar su lengua y tradiciones.

“Hemos planificado también la instalación de dispositivos de educación no convencional e intercultural en los terminales agropecuarios de Iquique y Alto Hospicio para abordar aspectos del cuidado parental asociado a patrones de crianza ancestrales. Esperamos motivar la participación de adolescentes y jóvenes indígenas que se encuentren cursando la enseñanza media en las localidades de Iquique, Alto Hospicio, Huara y Pozo Almonte, con el fin de construir con ellos un plan de autocuidado y fortalecimiento de habilidades en ciencia, arte y tecnología”. 

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A fines de los años ochenta comenzó el trabajo con mujeres tejedoras indígenas.

Para el 2025 se encuentra agendado un nido lingüístico con infancias para revitalizar la lengua. “Los/as educadores/as tradicionales vienen haciendo bastante trabajo en esta materia desde hace 10 años en escuelas y jardines infantiles. La cultura no prevalece ni sigue existiendo si no es a través de su lengua” concluye Verónica. Sobre las expectativas de alcance, lo señalado en la gestión es llegar a 100 niños indígenas de diversas comunidades, escuelas y contextos, pero Verónica cree que ese número se verá superado, ya que a la fecha hay cerca de 80 personas beneficiadas por la gestión de la cuarta etapa “Mujeres y niñeces: transformando entornos” del Programa Originarias de ONU Mujeres en alianza con la UNAP.


Educación Intercultural y su integración en la Academia

Al ser consultada respecto a las formas en que ha impactado la comprensión colectiva en torno al valor de la Educación Intercultural en espacios académicos, Verónica comenta: “Pienso que la educación intercultural es un proceso de ruptura de prejuicios y de aprendizaje en torno a interacciones simétricas. ¿Cómo aprendimos a relacionarnos con el otro? ¿cómo reconocemos que el que está enfrente tiene la misma dignidad que uno y es distinto en forma? ¿y cómo aceptamos esa diversidad? En un principio, en los años 2000, este tema estuvo casi exclusivamente centrado en el mundo indígena y creo que la evolución que ha tenido es que se ha transversalizado”.

“Me parece que esa ha sido la evolución: Aprender que las materias de estudio no se hacen a puerta cerrada en la Universidad, “en la casa grande” como le llaman en el mundo indígena a la Universidad. No se hacen en la casa grande, se hacen con la puerta abierta de esa casa grande y con las comunidades, no solo las indígenas, sino que con todo el territorio”.

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En diversas ferias que se realizan en la ciudad, es posible conocer algunos de los productos de las mujeres de Originarias.

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