Después de una larga travesía por la burocracia estatal, que duró nada menos que quince años, la restauración del Teatro Municipal de Iquique está próxima a terminar y se prevé su reinauguración para fines de año. A tres meses de su entrega definitiva, la ministra de Obras Públicas, Jessica López, recorrió las instalaciones y pudo constatar in situ el maravilloso trabajo realizado.
Arquitectura y Patrimonio 16/10/2023
Reinaldo Berríos González
Fotos: Gentileza del MOP
Un grupo de invitados ansiosos y expectantes, luciendo sus llamativos cascos de seguridad, esperó pacientemente el banderazo de partida. Habían recibido una invitación para conocer el estado del arte del Teatro Municipal de Iquique y, de paso, acompañar a la ministra de Obras Públicas, Jessica López en su recorrido.
“El trabajo que se ha hecho es maravilloso. Podemos dar datos duros: que costó casi 10 millones de dólares, pero lo más importante es valorar el trabajo que se hizo para recuperarlo”.
Las expresiones de los invitados se repitieron a coro: maravilloso, magnífico, majestuoso. Una joya. Fue la ministra la encargada del resumen del día: “El trabajo que se ha hecho es maravilloso. Podemos dar datos duros: que costó casi 10 millones de dólares, pero lo más importante es valorar el trabajo que se hizo para recuperarlo. (No me cabe más que) felicitar a todos quienes han participado y han tomado las decisiones para ejecutar las obras”.
Una de esas personas es la arquitecta de la empresa Kalam, Karina Englander, quien corrobora lo dicho por la ministra: “Lo interesante es que esta obra es una restauración completa; pocas veces se hace una restauración en todos sus ámbitos, partiendo desde lo más importante que es la estructura del edificio: pie derecho, vigas, cerchas. Materiales que se comieron las termitas y que se cambiaron. Después se hizo un trabajo de decapado completo del edificio, que permite ver en qué condiciones está el revestimiento”.
“En el caso de la sala principal el piso de madera se dio vuelta completamente, porque la parte de arriba siempre es la más dañada. Se trata de un piso de buena calidad, con un buen espesor. El edificio en un 95% es de madera. Se restauró en su totalidad; en algunos lugares se cambiaron parte de las piezas y en otros hubo que reemplazarlas completamente, dependiendo del estado de las maderas. En el fondo hay bastante de reciclaje. También hay mucha madera nueva, porque las termitas terminaron por devorar algunos sectores del teatro”.
“La empresa Kalam, que se adjudicó las obras, ha restaurado -entre otros- edificios como el Palacio Pereira, en Santiago y la cubierta de pizarra del edificio de las caballerizas del famosísimo Palacio de Versalles”.
Karina Englander, master en Restauración y Rehabilitación del Patrimonio, forma parte del equipo de trabajo de la empresa Kalam, que se adjudicó las obras y que -entre otros- ha restaurado edificios como el Palacio Pereira, en Santiago y la cubierta de pizarra del edificio de las caballerizas del famosísimo Palacio de Versalles. En total, un centenar de personas estuvieron trabajando en el Teatro Municipal de Iquique, donde merecen párrafo aparte, más de 40 mujeres. Fue en el segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet que partieron las obras de restauración, el año 2017.
El alcalde Mauricio Soria recuerda que era concejal cuando se tomó la decisión de restaurar el teatro: “Es una obra que ha tomado su tiempo y que ha tenido sus complicaciones; es un edificio ícono en nuestra ciudad, también en el norte de nuestro país y hubo distintos detalles que lo fueron retrasando en el tiempo, pero ya estamos casi listos”.
La arquitecta nos resume algunos de los trabajos realizados: “Se limpiaron las pinturas murales con distintas técnicas, porque cada color correspondía a pinturas de distinto tipo: algunos son óleos, otros son al agua. Para la limpieza sen utiliza un sistema acuoso y, por tanto, dependiendo del tipo de pintura a tratar, es el sistema que se aplica. Entonces se hizo un trabajo de prueba de cada zona a limpiar. Y según el caso, se fue limpiando”.
También se intervino la lampistería (lámparas), que no eran las originales, sino las que arrojó la anterior restauración, en el año 1985. “Se intervinieron 175 lámparas en total; las de apliqués dobles, apliqués simples, las tulipas Zeus, las tulipas simples y la de la Gran Sala y la del Foyer. Algunas de las lámparas, desgraciadamente, ya no tenían las tulipas, los vidrios que las protegían”. El edificio, además, está lleno de “cornisas, guardapolvos, molduras, pilastras, ménsulas… en todo el interior y el exterior, las que son en su mayoría de madera. Se restauró, se completó los faltantes, se sacó lo malo”.
Respecto de la accesibilidad universal y de la incorporación de un ascensor, que fue una de las grandes desavenencias políticas cuando se presentó el plan de restauración, hace 15 años, “se incorporó el ascensor, la rampa de acceso universal que da acceso al teatro y también un salva escaleras, que va desde el segundo piso hasta el Salón Internacional. En este lugar hubo un cambio en el acceso: se giró la escalera, para que se pudiera entrar directamente al Salón Internacional; antes el acceso era más engorroso”.
“Además se hizo un trabajo de todas las especialidades: clima, acústico, eléctrico, sanitario, completo. Por eso hablamos de un trabajo complejo y completo, porque aquí se intervino en todas las aristas que puede tener una obra, con la complejidad de estar en un edificio patrimonial”.
En sus tiempos, cuando se construyó el edificio, a fines del 1870, “fue una obra épica, de gran envergadura para su época; las maderas son de excelente calidad.
Por eso, entre otras razones, se ha conservado el edificio. Ya no existen maderas de esa calidad y esas dimensiones. Lo que ocurre con este tipo de edificios es que, si bien es una obra esplendorosa, requiere de cuidados. Y suele ocurrir con los monumentos nacionales que, o no se mantienen o se hacen intervenciones nefastas. Por ejemplo, este edificio fue cine y para proyectar las películas pusieron una caseta en donde estaba el palco presidencial. Y el cielo de ese palco estaba súper dañado. Entonces, son las intervenciones posteriores y el paso del tiempo lo que termina deteriorando estos edificios”.
Para quienes tuvieron la fortuna de conocer el Teatro Municipal antes de su cierre, el 2008, la comparación salta a la vista: maderas completamente recuperadas, pinturas impecables, maderas nuevas, ajustes de altura en las plateas para una mejor visión, barandas y pasamanos de lujo y qué decir los baños: dignos de un hotel cinco estrellas. Ahora sólo falta la escenotecnia, que dotará al recinto de los mejores sistemas de iluminación, sonido y video.
Tras el recorrido, la gran inquietud que rondó a los presentes es cuánto tiempo podrá permanecer el teatro así de impecable: “Todos los materiales necesitan mantención; ningún edificio, sea de la materialidad que sea, se puede dejar estar. Menos en la costa. Acá, por ejemplo, los inmuebles que están en el entorno están plagados de termitas y, por lo tanto, sí o sí, van a retornar al Teatro Municipal. Uno no se puede descuidar”, señala Karina Englander.
Aunque a todas las maderas se les hizo un tratamiento anti termitas y se les impregnó de un material retardante, para el evento de un eventual incendio, nada garantiza que las maderas sigan eternamente en el mejor estado. “Si no se hace un trabajo constante de fumigación, las termitas vuelven. Los extintores, la red húmeda, la pintura de la fachada… todo necesita una mantención permanente”.
Además, señaló la arquitecta, “se hizo un trabajo anti palomas, porque también dañan bastante estos inmuebles. Las cabezas de las esculturas, por ejemplo, tenían un enorme deterioro; estaba todo muy dañado por las fecas de las palomas. Las puertas y ventanas se restauraron por completo, también. Estaban muy dañadas”.
“Se hizo una unificación de los colores, porque con el correr del tiempo los espacios habían perdido la prestancia original. Por ejemplo, el Salón Internacional lo habían pintado de rosado con azul. Entonces se optó por dejar todo el edificio unificado, más acorde con los colores originales. Esto, después de un estudio de decapado, con el cual se pudo saber cuáles eran los tonos originales”.
Por último, señaló que “el sistema de poleas y cabrestante que existe debajo del escenario se mantuvo como estaba. La idea es que, si se habilita el inmueble como museo de sitio, va a ser uno de los puntos de atención de los visitantes porque tiene un valor patrimonial muy importante”.
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