S.O.S.: El Picaflor de Arica está en peligro crítico de extinción

Quienes conocen bien los valles de Azapa y Lluta en Arica, aseguran que –hace algunas décadas- parecían verdaderos enjambres en torno al apetecido néctar de las flores. Hasta cien ejemplares podían disputarse el jugoso alimento. Pero hoy, los ecologistas y los científicos han puesto el grito en el cielo: no más de 300 ejemplares mantienen la especie y, desde todas las tribunas, claman para evitar su extinción. Se trata del “Picaflor de Arica”, que está a punto de desaparecer.

Ciencia y Medio Ambiente30/10/2018 Eduardo Cisternas
Picaflor principal Foto Ilenia Lazzoni web
Foto: Gentileza de Ilenia Lazzoni

Pesa apenas un par de gramos. Ostenta el título de ser el ave más pequeña de Chile y una de las más pequeñas del mundo. En 2004 fue declarada ave símbolo de Arica por el municipio y en al año 2006, monumento natural de Chile por decreto presidencial. Y, mientras Usted lee estas líneas, 316 ejemplares luchan por sobrevivir y mantener la especie. Ilenia Lazzoni, investigadora y académica de la Universidad Central, nos señala que el Picaflor de Arica (Eulidia yarrellii), “habita exclusivamente en los valles del extremo norte de Chile, en la Región de Arica y Parinacota. Y, al parecer, en forma endémica, ya que hace décadas no se registra en Perú”. 

Descrito como “la guagua de los picaflores”, mide entre 7 y 8 cm y su peso varía entre los 2,3 a 2,5 gramos. Presenta un claro dimorfismo sexual, los machos se caracterizan por un parche en la garganta de un color púrpura iridiscente con tonalidades azules, mientras que las hembras son completamente blancas desde la garganta a abdomen. 

macho Picaflor de Arica Ilenia Lazzoni web

Picaflor Macho - Foto: Gentileza de Ilenia Lazzoni

La situación es tan grave que la especie es considerada el ave más amenazada de Chile y ha sido declarada en “peligro crítico de extinción”. Según la última estimación poblacional de la primavera 2017, quedan aproximadamente 316 individuos de la especie. La especialista señala que esta situación se debe a “la destrucción de su hábitat. Este es un problema que ha venido ocurriendo desde hace décadas en los valles de la región, específicamente en los valles productivos de la zona, como el Valle de Azapa. Y esto debido al reemplazo de la vegetación nativa por cultivos agrícolas. Esto es lo que ha dejado a esta especie endémica con muy pocos sitios idóneos para ella”. 

En las últimas seis décadas, agrega Ilenia Lazzoni, “este Picaflor pasó de ser el colibrí más abundante de la región de Arica y Parinacota, a ser el más raro y considerado oficialmente una especie en peligro crítico de extinción. Se han propuesto dos factores claves como posibles causas de la declinación: la destrucción del hábitat y el uso intensivo de pesticidas”. 

Especialmente perjudicial, añade, “han sido las favorables condiciones climáticas de la zona para el cultivo del tomate. Este cultivo es altamente demandante en pesticidas, que son de alta toxicidad, especialmente para un ave de tamaño corporal tan pequeño. Para los colibríes, un recurso potencialmente limitante es el néctar que utilizan como fuente de energía, por lo tanto esta especie es extremamente sensible a la alteración y contaminación del hábitat”. 

En las últimas seis décadas, agrega Ilenia Lazzoni, “este Picaflor pasó de ser el colibrí más abundante de la región de Arica y Parinacota, a ser el más raro y considerado oficialmente una especie en peligro crítico de extinción. Se han propuesto dos factores claves como posibles causas de la declinación: la destrucción del hábitat y el uso intensivo de pesticidas”.

El año 2003, cuando la situación comenzó a hacerse crítica, el Sub-departamento de Vida Silvestre del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y la Dirección Regional del SAG (XV Región) solicitó a la Unión de Ornitólogos de Chile (AvesChile) implementar un programa de monitoreo de la especie para hacer la primera estimación poblacional y recabar información sobre la ecología de esta especie, que pudiera resultar de utilidad para la formulación de un plan de recuperación. 

Desde el año 2006 a la actualidad, anualmente y con el financiamiento del Ministerio del Medio Ambiente, la Unión de Ornitólogos en conjunto con la Universidad de Chile y la Universidad Central de Chile realiza monitoreos poblacionales de la especie para conocer el estado de sus poblaciones. Además,   señala Lazzoni, desde el año 2107 existe un proyecto GEF-FAO denominado “Incorporación de la Conservación y valoración de especies y ecosistemas críticamente amenazados en paisajes productivos de frontera de desarrollo en las regiones de Arica y Parinacota y del Biobí”, que está apoyando el plan de recuperación de la especie. AvesChile es uno de los actores claves. 

No obstante las medidas adoptadas, el panorama es bastante gris. “Hace tiempo que se está intentando -por medio de charlas y talleres- dar a conocer a la ciudadanía la situación actual de la especie. Pero aún falta mucho al respecto; por ejemplo, todavía existe confusión en la identificación de esta especie, que muchos confunden con otra especie de picaflor: el picaflor del Norte (Rhodopis vesper) que es abundante en la región y también en la ciudad de Arica”. Se debe tener claro, finaliza la especialista, que “actualmente en la ciudad de Arica lamentablemente no se encuentran individuos de esta especia tan amenazada”.


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