La crisis nos insta a vivir de otra forma: A 15 MINUTOS DE TODO

Quienes viven en las grandes ciudades se han acostumbrado, o mejor dicho resignado, a viajar grandes distancias para ir y volver del trabajo. Se suele utilizar una hora o incluso más, sólo en desplazamiento, muchas veces en un trasporte público deficiente o en automóvil, estresados por el viaje y después por el estacionamiento. Incluso, para disfrutar de nuestro tiempo libre nos desplazamos: cines, teatros, bares, restaurantes y museos están en el centro de las ciudades, generalmente lejos del hogar.
Estamos tan acostumbrados a esta rutina que, probablemente, nunca nos hemos planteado la posibilidad de hacerlo de otra forma. Pero, ¿qué pasaría si encontrásemos todo lo que necesitamos, diariamente, a una distancia lo suficientemente corta como para poder ir a pie o en bicicleta? Urbanistas de otras ciudades del mundo ya lo han planteado y más aún, están trabajando para hacerlo realidad. La pandemia ha servido como un experimento para probar la viabilidad de propuestas de “la ciudad del cuarto de hora”, un plan de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
En Granada, España, una avenida principal transformada en peatonal, invierte el orden de las prioridades. Foto Reinaldo Berríos
Javiera Salinas Solari, arquitecta iquiqueña, nos señala: “la ciudad de los 15 minutos es un concepto que nace mucho antes de la pandemia, principalmente en la ciudad de Paris, que propone una movilidad activa, en la que todos los ciudadanos tengan acceso a los servicios básicos a menos de quince minutos de su casa”. Este modelo, que tiene muchos años, pretende revalorizar los barrios para que dispongan de todo lo que necesitamos y se transformen en pequeñas microciudades autosuficientes dentro de la gran ciudad. En ciudades grandes, como Paris, “esto conlleva la creación de nuevas centralidades o nuevos centros urbanos, llamados policentros, que puedan congregar todos los usos que se necesita de una ciudad: la vivienda, el comercio, el trabajo, la educación, el esparcimiento, plazas, etc”.
Carlos Moreno, director Científico de la cátedra ETI (Espíritu Empresarial, Territorio e Innovación) de la Universidad Paris 1 Pantheón Sorbona, es uno de los promotores de la iniciativa: “Esto se puede hacer si existe la voluntad política para organizar la vida urbana; hemos pasado mucho tiempo organizando infraestructura urbana y los gobiernos locales, fundamentalmente, no han considerado lo esencial de la ciudad: organizar la vida urbana. Se trata de que cada persona pueda acceder a seis cosas fundamentales: 1.- alojarse dignamente; 2.- trabajar dignamente; 3.- aprovisionarse correctamente; 4.- tener acceso a la salud; 5.- acceder a la cultura y 6.- tener la posibilidad de divertirse. Seis cosas fundamentales que, desgraciadamente, no están al alcance de todos”.
En los años ochenta se pensaba que el problema del tráfico y la congestión provocada por los automóviles se solucionaría dándoles más espacio; ahora se plantea justamente lo contrario.
MENOS AUTOS
En los años ochenta se pensaba que el problema del tráfico y la congestión provocada por los automóviles se solucionaría dándoles más espacio; ahora se plantea justamente lo contrario. Menos lugar para los autos, dice Moreno, significa más espacio para lo importante. Hay que considerar que un solo automóvil ocupa como doce metros de espacio en la calle; al multiplicar por miles o cientos de miles de vehículos, la conclusión es obvia: Una ciudad sin tantos desplazamientos, no necesitaría tanto sitio para los automóviles.
Este espacio se podría utilizar en “la movilidad descarbonizada”, es decir con ciclovías y aceras más anchas, más lugar para árboles y zonas verdes, entre otras cosas. Se indica, por ejemplo, que algunas rotondas se podrían convertir en plazas peatonales, en zonas de juego para niños, áreas deportivas… Colegios, librerías, cines, teatros, espacios culturales, centros de salud, restaurantes, zonas verdes... todo cerca de casa. Pero, además, la ciudad de los quince minutos no solo consiste en minimizar los desplazamientos y reducir la contaminación, también es una forma de humanizar los barrios y crear redes sociales.
Los adultos mayores utilizan la bicicleta de manera intensa en Amsterdam. Foto Alex Ruiz Cerda
La idea no es que nos quedemos encerrados en nuestros barrios, sino que podamos disponer de toda oferta que necesitemos y no tengamos que tomar el auto o el transporte público para ir a buscarla fuera. Siempre vamos a tener que desplazarnos para concurrir a otros sitios o lugares de nuestro interés, pero no lo haremos todos los días. Visitar amigos y familiares, generalmente son panoramas de fines de semana. Aunque a algunos les suene un poco utópico, ya que muchas personas trabajan lejos de su domicilio, el teletrabajo -que aumentó dramáticamente con la pandemia- ha demostrado que puede ser una opción, al menos para algunos días de la semana.
APORTES LOCALES
Vesna Obilinovic, arquitecta y académica de la UNAP, señala: “hay que trabajar con las comunidades, con las municipalidades de la mano; probablemente el MINVU puede ser un gran aporte con el programa Quiero Mi Barrio. Ellos han logrado aportar mucho en las comunidades. Es, además, importante generar los inputs comerciales, que son los que también generan vida y barrio y pueden permitir que las personas no se muevan tanto ni se alejen tanto de su vivienda. De este modo se genera un sistema que puede empezar a funcionar; no como condominios, sino construyendo ciudad, con la calle, de manera continua en el espacio urbano”.
La idea es que todos los ciudadanos tengan acceso a los servicios básicos a menos de quince minutos de su casa.
Los beneficios o ventajas de hacer esto, agrega Ruiz, “son ciudades mucho más saludables, más calmas, menos estresantes, se reduce la contaminación acústica, la calidad del aire, pero principalmente se le entrega una cualidad al ciudadano que es redestinar el tiempo que invertía en el traslado, en nuevas actividades que van en directa relación a mejorar su calidad de vida, como -por ejemplo- mayor tiempo de convivencia familiar, recreación, descanso, el mismo abastecimiento y las actividades de encuentro comunitario”.
Los estacionamientos de los automóviles, ahora son para las bicicletas en Amsterdam. Foto Alex Ruiz Cerda
PLAN REGULADOR
Diego Rebolledo, arquitecto de la Municipalidad de Iquique, señala que nuestra ciudad “sí podría ser considerada una ciudad de 15 minutos; de hecho, los tiempos de traslado en Iquique rondan en torno a ese tiempo. Esto ha quedado demostrado en algunos estudios que se hacen en nuestro país, donde se mide la calidad de vida de las ciudades. Y nuestra ciudad está entre los primeros lugares, precisamente, por el tiempo que demoran las personas en tener acceso a servicios y equipamientos que plantean las ciudades de 15 minutos”.
“Hay que seguir avanzando y de hecho el equipo del municipio que está trabajando en la actualización del plan regulador, está trabajando con estos conceptos, incluyendo los policentros, que es -en definitiva- generar más de un centro en la ciudad y con esto atraer servicios, comercios, espacio público y equipamiento; por lo tanto, las condiciones de nuestra ciudad son propicias para obtener lo mejor de estas propuestas y, además, que la cantidad de habitantes que recomiendan los organismos internacionales que se preocupan de estos temas, señalan que las ciudades deben fluctuar entre 300 mil y 800 mil habitantes, cuestión que Iquique cumple satisfactoriamente”.