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En diciembre pasado, la Fundación Altiplano organizó un festival de arquitectura único en su tipo, donde participaron profesionales de todo el mundo. La Arquitectura y la Construcción, señalan sus organizadores, conectan con las necesidades más profundas de personas y comunidades. Pueden integrar personas, comunidades y territorios. Pueden dar respuestas responsables al desafío global de lograr un desarrollo más justo y sostenible. El siguiente artículo es sólo uno de los muchos que trae la tercera edición de la revista “Sarañani”. Un gran aporte.
Arquitectura y Patrimonio 18/05/2021 Luis Fernando Guerrero (*)Uno de los factores más importantes de la construcción en tierra tiene que ver con la experiencia milenaria. En Caral, Perú, construcciones que datan del 2520 a.C nos demuestran la viabilidad de construir con tierra y la capacidad de permanencia, aún después de 4000 años. Es un tipo de arquitectura que combina de forma adecuada diferentes técnicas, a diferencia de lo que pasa en muchos de nuestros países con lo que se conoce como arquitectura sustentable. Los temas de sustentabilidad son muy críticos, porque se basan en la prefabricación y tienen formas de evaluar, de medir con parámetros e indicadores que solamente cumplen las personas y las empresas que se dedican justamente a la redacción de las normas.
En cambio, la arquitectura de tierra es sostenible, no sólo sustentable, porque puede permanecer mucho tiempo a partir de la combinación de técnicas apropiadas, con materiales apropiados y compatibles y, sobre todo, gracias a la gente que la produce. Lo que hace sostenible a la construcción en tierra es precisamente su vinculación con las comunidades. Estas obras se han mantenido por milenios, a pesar de que algunas de ellas no cuentan con mucho mantenimiento, porque las sociedades de la antigüedad sabían cómo construirlas.
LA TIERRA
La construcción con tierra ha permitido que la gente aprenda durante el propio proceso constructivo, a diferencia lo que pasa con otras tecnologías industrializadas que se quieren vender como alternativas sostenibles o sustentables, pues la realidad es que por la tecnología que utilizan y la dependencia que se genera, no son adecuadas para la realidad de nuestro continente. Por otra parte, el tema de la contaminación se ha vuelto problemático por los niveles de CO2 en la atmósfera. Sabemos el impacto que tiene la construcción con el uso del cemento, el concreto y el acero en comparación con las emisiones de materiales y sistemas constructivos de origen ancestral.
Si tomamos en cuenta los megajoules (MJ) de energía embebida en estos materiales, existe una diferencia abismal entre los materiales industriales y la tierra para hacer adobes, la paja, la grava y la arena, que tienen parámetros muy bajos de generación de CO2 y de energía requerida para transformarlos en material constructivo. Los elementos que son fundamentales para la construcción en tierra y que en algún momento estuvieron vivos, como las maderas o la paja, ayudan a resistir esfuerzos estructurales a la flexión que la tierra por sí sola no absorbe, y además tienen la capacidad a lo largo de su vida útil de estar en equilibrio con las emisiones de CO2.
Otra parte que también nos interesa es la relación higrotérmica de los materiales. Ha sido muy documentado el hecho de que la tierra permite tener espacios confortables desde el punto de vista térmico, algo que tiene que ver con la cuestión de la transmitancia y la resistencia de los materiales al paso del frío y del calor, pero también es muy relevante el papel que juega la tierra como sustancia que retiene la humedad en ciertos momentos y que a lo largo del día y de las estaciones del año tiene un comportamiento que estabiliza el medio ambiente. Es una forma de aire acondicionado que se genera simplemente por el uso de revoques y de revestimientos de tierra.
EL AGUA
Otro tema que también ha sido crucial es el manejo del agua. Se suele olvidar que para construir con materiales convencionales, como la cal y el cemento, se utiliza una gran cantidad de agua para su fabricación y, una vez que entran en el proceso constructivo, ya no se puede reutilizar. Aunque las construcciones en tierra también utilizan agua para su construcción, pues es la única manera de transformar a las arcillas y de darles una forma distinta, el consumo de esa agua al final se evapora y se va limpio al medio ambiente. Incluso cuando se utiliza agua sucia en la construcción, no pasa nada porque la materia orgánica que podía tener el agua en estas condiciones al final queda integrada a los componentes constructivos.
Finalmente, una cuestión que interesa mucho es la posibilidad de reciclar la tierra en diferentes técnicas y que incluso se puede integrar por completo en el entorno natural y paisaje una vez que termina su vida útil. De este modo, no se está generando basura ni residuos que afecten al medio ambiente. Pero a pesar de estas condiciones favorables desde la perspectiva de la sostenibilidad, la tierra tiene sus requerimientos o controles de calidad que se han transmitido de generación en generación y que desafortunadamente no siempre se registraron de manera escrita.
Por más libros que se tengan y por más videos o tutoriales en internet a los que se tenga acceso, nada sustituye a la práctica de la construcción en tierra para darse cuenta de cómo funciona, qué cualidades tiene y sobre todo para entender a los sistemas constructivos como algo completo. No es sólo un muro de tierra, no es sólo un techo con ciertas características, sino que hay consideraciones de diseño que son fundamentales para evitar que el sistema falle.
El primer aspecto que nos interesa es reconocer que la tierra siempre ha sido un material utilizado masivamente. Los muros siempre tienen pocos huecos y esto es lo que da estabilidad a los sistemas. En las esquinas hay que cuidar mucho que no se hagan modificaciones al comportamiento estructural y convencional de estos materiales, agregándoles refuerzos, algo muy común en México.
(*) Luis Fernando Guerrero, Arquitecto, Máster en Restauración y Doctor en Conservación. Investigó sobre sistemas constructivos tradicionales y edificación sostenible con tierra.
Este artículo in extenso puede ser revisado en la revista “Sarañani”, https://www.fundacionaltiplano.cl/revista
Algunas de las cualidades que tiene esta relación entre la tierra, la madera y la paja, es que se protegen del exceso de humedad. La tierra regula la cantidad de humedad en la madera o la paja y evita que se pudran. Por eso la quincha o bahareque son técnicas que han mostrado su eficacia en muchas latitudes y que incluso pueden ser actualizadas, como está sucediendo ya desde hace varios años a partir del uso de los paneles prefabricados, llegando a tener normas muy bien fundamentadas y probadas en las cuales no sólo funcionan en los componentes verticales, sino también pisos y techos.
La última celebración en grande fue el 2018, liderada por la destacada dirigente pampina, ya fallecida, Sara Benavides.
Para el mes de noviembre se presentarán 13 obras y se realizarán ocho talleres gratuitos. El proyecto es financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras, Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas y la Ley de Donaciones Culturales.
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