El resguardo del PATRIMONIO AGRÍCOLA ALTOANDINO y los desafíos para su conservación

En la actualidad podemos identificar un conjunto de procesos que, en su interacción, están generando una serie de riesgos y amenazas sobre aquellos sistemas productivos tradicionales que representan la herencia cultural de las comunidades campesinas e indígenas. Sin embargo, son precisamente estos sistemas, los que nos están entregando respuestas de adaptación y resiliencia a estos cambios globales.

Arquitectura y Patrimonio 21/06/2021 Carlos Pallacan Manque (*)
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La red Sipan involucra dos sistemas productivos tradicionales presentes en la Macrozona Altoandina del país, correspondientes al sistema agrícola en terrazas y eras de cultivo.

Procesos como la industrialización alimentaria, los eventos asociados al cambio climático, el envejecimiento de la población rural y el abandono de estos espacios por parte de las generaciones jóvenes, sumado a servicios de asistencia técnica agrícola con escasa pertinencia cultural y territorial, se han posicionado como factores cruciales que han desencadenado una constante disminución de la diversidad agrícola presente en los espacios rurales, de los sistemas de conocimiento y valores propios de las comunidades campesinas y/o indígenas, así como el uso de tecnologías desarrolladas a partir del conocimiento tradicional que permitieron a estas comunidades, desarrollar y mantener la actividad agrícola desde hace miles de años a la actualidad.

A raíz de estos fenómenos multiescalares, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), desde el año 2002 impulsa el Programa Sistemas Importantes para el Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), con el objetivo de identificar y reconocer aquellos “sistemas de uso de la tierra y paisajes extraordinarios ricos en diversidad biológica de importancia mundial que evolucionan a partir de la co-adaptación de una comunidad con su medio ambiente, sus necesidades y aspiraciones de desarrollo sostenible”.

Desde ese entonces, es que la relación de este programa con nuestro país tiene su punto de encuentro en el archipiélago de Chiloé, puesto que las comunidades chilotas vieron en este programa una vía que permitiera generar acciones para el resguardo de su sistema agrícola tradicional, el cual combina de manera ingeniosa las labores agrícolas, ganaderas, forestería, pesca y recolección de orilla, permitiendo después de un largo proceso impulsado por el Centro de Educación y Tecnología (CET Chiloé), que el año 2012 fuese reconocido este territorio, como el primer y único sitio nacional hasta ahora por parte de FAO bajo la categoría de SIPAM.

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Entre las comunas priorizadas, se encuentran Huara, Camiña, Colchane y Pica en la región de Tarapacá.

A la fecha, FAO ha reconocido 62 sitios SIPAM en el mundo, de los cuales solo 4 se encuentran en América Latina, y 1 en Chile (Archipiélago de Chiloé).

MACROZONAS

Fue a partir de la experiencia obtenida en Chiloé, que, el Ministerio de Agricultura escaló esta mirada de conservación sobre aquellos sistemas productivos tradicionales, hacia una política pública que pudiese identificar y generar acciones de resguardo sobre otros sistemas productivos con características similares en el resto del país. Para ello, mediante el apoyo del Fondo Mundial del Medio Ambiente (GEF) se permitió identificar dos macrozonas con condiciones asociadas a los criterios SIPAM (ver tabla) con el fin de trabajar en conjunto a las comunidades locales, hacia un futuro reconocimiento internacional.

Ambas macrozonas, que actualmente conforman la Red de Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Nacional (SIPAN), involucran a dos sistemas productivos tradicionales presentes en la Macrozona Altoandina del país, correspondientes al sistema agrícola en terrazas y eras de cultivo emplazado generalmente en los territorios de quebradas y precordillera; y el sistema de ganadería camélida presente en los humedales altoandinos del piso altiplánico. En cuanto a las comunas priorizadas, se reconoce una franja que involucra las comunas de General Lagos y Putre en la región de Arica y Parinacota; Huara, Camiña, Colchane y Pica en la región de Tarapacá; Calama (sector Alto El Loa) y San Pedro de Atacama en la región de Antofagasta.

Por su parte, en el sur del país, se identifica un territorio asociado a la Macrozona Cordillera Pewenche que involucra a las comunas de Alto Biobío en la región de Biobío, y Lonquimay, Melipeuco y Curarrehue en la región de La Araucanía, asociado a un sistema productivo diverso que combina la interacción entre la huerta mapuche, la recolección de productos forestales no madereros y ganadería a través de sistemas de verandas.

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Con un período de duración de cinco años (2018-2023), la iniciativa Red SIPAN busca posicionar la relevancia del resguardo y conservación de la agrobiodiversidad, mediante una producción sostenible que le permita otorgar un valor añadido a la producción local mediante la articulación de mercados locales y regionales, como también, avanzar a un proceso de institucionalización y gobernanza de este enfoque, con la finalidad de que los distintos organismos del Estado y de la sociedad civil que generan acción en estos territorios, consideren la mirada del programa SIPAM en sus distintos programas, proyectos o líneas de acción y/o financiamiento.

AGROBIODIVERSIDAD

El arqueólogo tarapaqueño, Lautaro Núñez, en sus diversas investigaciones ha señalado que los orígenes de la agricultura en el norte del país se remontan a una data cercana a los 500 a.C., mediante la identificación de sitios arqueológicos con presencia de especies asociadas al maíz, papa, (chuño), ají, pallares, quinua, variedades de cucurbitáceas, como también de especies arbóreas como algarrobo y chañar, de las cuales, además, se ha identificado hallazgos de elaboración de harinas. 

Especies como estas, sumado a otras que se fueron adaptando en el tiempo a las condiciones edafoclimáticas de este territorio, y que actualmente son preponderantes para la dinamización de la economía local de las distintas comunidades campesinas e indígenas asociadas a los pueblos aymara, quechua y lickanantay, son las que se buscan conservar y fomentar su producción mediante la iniciativa Red SIPAN. Para ello, a través de la vinculación con el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), quien es ejecutor de esta iniciativa ministerial y su Programa de Desarrollo Territorial Indígena (PDTI), se ha permitido establecer una red de predios pilotos que reúnen estas condiciones con el objetivo de avanzar mediante la elaboración e implementación de planes de manejo, hacia un proceso de conservación dinámica que permita interactuar los distintos sistemas de conocimiento asociados a los prácticas tradicionales propias de las comunidades y el conocimiento técnico desde una perspectiva agroecológica. 

Desde allí, se busca reconocer dentro de la agrobiodiversidad presente en estos sitios, distintos ecotipos, razas o variedades locales que sean adaptables o resistentes a eventos cada vez más frecuentes como heladas o sequías, o con mayor potencialidad para la producción de carne o fibra en el caso de la ganadería camélida. De igual forma, se pretende avanzar hacia la restauración de agroecosistemas complejos acordes a los principios SIPAM, y que fueron parte del común de los sistemas agrícolas de las comunidades indígenas presentes en la Macrozona Altoandina, es decir, con una gran diversidad de especies y sin aplicación de insumos químicos. Para ello, se considera encaminar un proceso de transición agroecológica que mediante la elaboración y aplicación de bioinsumos, logre aumentar la fertilidad del suelo y la optimización del agua, como también, avanzar en el control de plagas y enfermedades para proyectar una producción agrícola de carácter sostenible, arraigada a las prácticas tradicionales y cultura ancestral, y por consecuencia, diferenciada de los sistemas productivos convencionales.

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Se considera encaminar un proceso de transición agroecológica que mediante la elaboración y aplicación de bioinsumos, logre aumentar la fertilidad del suelo y la optimización del agua, como también, avanzar en el control de plagas y enfermedades para proyectar una producción agrícola de carácter sostenible 


ESTRATEGIAS DE MERCADO

Otra de las líneas de acción asociada a la iniciativa Red SIPAN, busca identificar aquellos productos o servicios asociados a estos sistemas productivos que tengan una potencialidad de encadenamiento comercial, para establecer posteriormente, espacios de formación y capacitación que permitan desarrollar un conjunto de estrategias de negocios con pertinencia cultural para que los productores, productoras u organizaciones, asociaciones o cooperativas que forman parte de estos sistemas tradicionales, puedan acceder a mercados diferenciados en donde se reconozca a estos productos o servicios, como parte de sistemas agrícolas o ganaderos con un alto valor cultural.

Sin embargo, durante el transitar de esta iniciativa, se han podido reconocer una serie de brechas que actualmente impiden a las y los productores locales, acceder efectivamente a nuevos y mejores mercados, que van desde los obstáculos administrativos para la formalización comercial, la carencia de infraestructura básica en localidades rurales aisladas, como es la disponibilidad de agua potable o el saneamiento que impide la obtención de resolución sanitaria, o los bajos conocimientos en materia de alfabetización digital que permitan a las comunidades locales interiorizarse en las nuevas herramientas y plataformas para la comunicación y comercialización a distancia. Desde ahí, es que la articulación inter-institucional y los procesos de gobernanzas locales se tornan clave para avanzar en la resolución de estas brechas.

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LA RELEVANCIA DE LAS 
GOBERNANZAS LOCALES

 

Avanzar hacia un efectivo cambio de paradigma sobre la mirada de estos sistemas productivos que históricamente han sido invisibilizados desde la institucionalidad pública, con miras de apuntar a un reconocimiento internacional como son los SIPAM, requiere el compromiso de múltiples actores. Para ello en cada comuna, la iniciativa Red SIPAN se encuentra propiciando espacios de diálogo en conjunto con los municipios denominados Comités Locales SIPAN, en los cuales se invita a participar a aquellos actores claves asociados a estos sistemas, desde cooperativas o asociaciones productivas, representantes de las Áreas de Desarrollo Indígena de CONADI, productores y productoras representantes de Consejos Asesores de Área y/o de la Mesa de la Mujer Rural de INDAP, entre otros, con el fin de proyectar un trabajo que permita plasmar los principios del programa SIPAM en los territorios, y avanzar en las distintas brechas que actualmente cuentan los productores y productoras agrícolas y ganaderos.

A su vez, en la esfera institucional, se han conformado mesas de trabajo correspondientes a Comités Regionales SIPAN, liderados por los respectivos SEREMIS de Agricultura de cada región, en las cuales se convoca a los distintos servicios del agro, como de otras instituciones afines a estos temas, para avanzar en una mirada cohesionada sobre la relevancia de la conservación de los sistemas agrícolas y ganaderos tradicionales e integrada a los distintos instrumentos del sector público, como son los planes, programas o iniciativas de financiamiento que se ejecutan en estos territorios. 

Finalmente, el sector académico y de las ONG’s es otro conjunto de actores territoriales necesarios de integrar, y para ello se han establecido acercamientos con instituciones regionales como la Universidad Arturo Prat, Universidad de Tarapacá y la Fundación para la Superación de la Pobreza con el propósito de levantar distintas necesidades de investigación desde las propias comunidades asociadas a dimensiones productivas y/o culturales para que sean canalizadas mediante procesos de investigación como tesis de pregrado o prácticas profesionales.

De esta manera, a partir de la coordinación y articulación de las distintas dimensiones que aborda la iniciativa Red SIPAN, como es la gestión de la agrobiodiversidad, de las economías locales, de la institucionalidad y del conocimiento, se busca encaminar un fortalecimiento y empoderamiento de las comunidades e instituciones locales y regionales en miras de apuntar al reconocimiento internacional de este territorio altoandino como un Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial, SIPAM.

TIed27-TablaPara mayor información sobre las características y criterios se pueden encontrar en el sitio de FAO: Características y criterios


(*) Geógrafo (PUCV) y Magister en Desarrollo Rural (Universidad Austral de Chile). Coordinador de la iniciativa Red SIPAN de FAO en la Macrozona Altoandina e investigador asociado del Centro Interdisciplinario de Estudio de Territorios Litorales y Rurales (CIET-LR).

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