HACIA UNA HISTORIOGRAFÍA REGIONAL

En memoria de Juan Vásquez Trigo: historiador de Iquique y Tarapacá

Memoria 03/08/2022 Damián Lo Chávez (*)
juan vasquez 1

El pasado 23 de junio nos dejó el historiador iquiqueño Juan Vásquez Trigo. Su partida, prematura e inesperada, fue sin duda una pérdida muy sentida para nuestra región, la historia y las letras en Tarapacá.  A lo largo de su vida Juan Vásquez desarrolló una serie de investigaciones sobre personajes, episodios y lugares de nuestro territorio regional. Estos libros llegaron a conformar una nutrida bibliografía sobre nuestra historia regional, escrita con excelente prosa y provista de una notable selección de fotografías, muchas veces inéditas y recopiladas en su labor investigativa.

Sus estudios abordaron todo el actual norte de Chile: Tarapacá, Arica y Antofagasta. Junto con esta necesaria línea de trabajo enfocada en la difusión masiva del conocimiento histórico, Juan Vásquez ejerció como docente escolar y universitario, funcionario público de  alta responsabilidad en la Municipalidad y en el Gobierno Regional. En el año 1994 ejerció como director de la revista Camanchaca del Taller de Estudios Regional, proyecto pionero fundado por una primera generación de investigadores tarapaqueños, que con el tiempo se convertirían en destacados exponentes de la investigación regional. 

En este periodo, 1994, Juan Vásquez publicó un breve artículo con una novedosa reflexión intelectual sobre el quehacer de la historia en espacios regionales periféricos como Tarapacá. Este notable texto puede no estar entre sus trabajos más conocidos, pero conserva lucidez y vigencia como aporte al pensamiento regional. Es por ello que, a modo de homenaje póstumo, transcribimos y re-publicamos este valioso documento.


Hacia una Historiografía Regional[1]

Juan Vásquez T. / Licenciado en C. Sociales, T.E.R

Desde las páginas de Camanchaca y de las instancias de estudio y análisis de la Región, se ha destacado la necesidad imperiosa y creciente de adquirir un curso propio en el devenir regional. En ese sentido la Historiografía ha lanzado una voz que es más que una alerta.

juan vasquez - camanchaca

LA HEGEMONÍA CENTRALISTA-ETNOCENTRISTA

Es evidente que las concepciones centralistas y etnocentristas, con plusvalías predeterminadas y desarraigadas al contexto de la región, en lo que constituye la “historia oficial”, no poseen la vigencia ni la pertinencia en un medio en que se conjugaron factores y perspectivas estructurales distintas. En ciertas regiones geográfico-humanas, sea la estepa magallánica o la pampa nortina, la historia se edifica en un contexto físico y de interrelaciones muy distinto, extremas, fortaleciéndose la reacción telúrico-ambiental capaz de forjar tipos particulares de mujeres y hombres, por ende de historias.

Al planteamiento de Gramsci en el sentido que no existe una sola cultura nacional sino varias en desigualdad y conflictos, donde unas son hegemónicas y otras subalternas o populares, habría que agregar los procesos históricos devenidos de estas culturas “subalternas”, el oficialismo lo ha reducido a una complementariedad de la Historia Nacional, hegemónica.

Tarapacá ha construido su historia, posee su historiografía. La negación restringe sus elementos constitutivos y originarios y su gran contribución al proceso histórico nacional. La reafirmación de los caracteres de la pluridimensionalidad y plurietnicidad de Chile pasa por la interconexión de los circuitos históricos regionales y centralistas, en igualdad de condiciones, valiosos en evolución de sus procesos paralelos, simultáneos y convergentes.

Plantean Bouysse-Cassagne y Saignes que, “en la historiografía hispano-americanista se produjo una división del trabajo intelectual: para los sectores dominantes, la Historia; para los dominados, la etnohistoria. Se sobrepusieron a estos dos sectores y campos los clichés sociológicos de una supuesta modernidad opuesta a una supuesta tradición” (1), a lo que en el caso de Chile, sistemáticamente la historia se ha edificado en la unidirección de las elites, justificando la imposición del Estado Tutelar. Las actuaciones de la historia chilena brotan desde “los grandes salones y construcciones teatrales, en las que se ha instalado la escenificación de los mitos que han alimentado nuestra historia como leyenda” (2), para transparentarse a través de los programas ideológicos surgidos conjuntamente con la figura del Estado-Nación. Se determinó así la configuración de una ideología totalmente determinada por el patriarcalismo institucionalizado, mayor cuanto más periférica y heterogénea se situase del centro hegemónico que, por generaciones han tutelado por el pasado, el presente y el futuro del país, superponiendo el tradicionalismo y la inmovilidad esquemática que determinan el “deber ser” de Chile.

juan vasquez - camanchaca 2

EL CONCEPTO DE “CHILENIDAD”

Al planteamiento de Jorge Pinto R. que “Colón descubrió América, pero no a los indios”, podemos agregar que la acción de Estado, post Guerra del Pacífico, significó la anexión de grandes territorios, la prospección de sus recursos y potencialidades, pero no es así de la Cultura contenida en los indígenas.

La simbología, con su acción violenta y eficaz, profundamente metódica, conformó la forma de regulación y consolidación de la chilenidad (3), factor de primer orden en los éxitos de las empresas bélicas del siglo XIX, y en la homogeneización étnica, la de la uniculturalidad. El condicionamiento psico-social a un esquema propugnado en los programas y contenidos político-ideológicos y educacionales como el “deber ser”, determinaron la identidad nacional, eximiendo a rasgos de “anti-natura” y “autopistas” o “barbarie” a quienes cosmovisualizaron de distinto modo.

La “chilenidad” no es en sí el problema, sino la concepción que la forma como ésta se maneja y operacionaliza a través de los aparatajes y políticas estatales, o promovidas-permitidas por este como la Liga Patriótica de los inicios de la segunda década del siglo. La chilenización fue, más menos, sinónimo de asimilación y de la intolerancia intercultural. De allí que en los territorios incorporados, en las expansiones al norte, al sur se incluyeron las etnias que allí habitaban, aplicándose estrategias concordantes en la finalidad: el desarraigo cultural y territorial y la infraposición de la nacionalidad.

La “pacificación” de la Araucanía fue una de estas empresas; en tanto que la alegalidad marcó la (no) entrada de los aymara (4) en la historia oficial. El “progreso” y “(sub)desarrollo” conceptualizados, aplicados y estigmatizadores, lograrían el resto.

HISTORIOGRAFÍA Y CICLO SALITRERO

Es interesante la percepción centralista de complejos fenómenos socio-culturales-históricos como por ejemplo el Ciclo Salitrero de Tarapacá, el cual el clasicismo histórico lo restringe a un aspecto netamente económico y de incidencia en el erario nacional.

La connotación más auténtica, aquella que descubre y revive la fase como basamento de la identidad regional, como un hecho cotidiano-humano, que hasta hoy conserva vigencia en el espíritu (phatos) regional, está siendo integrada y recibida por las nuevas generaciones de historiadores con indudable aprecio. Estos aportes (5) a la comprensión de la identidad particular y de configuración del todo, desestructura la noción arcaica, aportando desde la “periferia” al “centro” demuestran que la cosmovisión nacional no es aquella que capta exclusivamente el “núcleo”, por su funcionalidad respecto de éste.

En este sentido es importante advertir que los macro-fines políticos no deben erosionar los procesos históricos regionales y sub-regionales bajo los preceptos de la soberanía y la (des)integración.

juan vasquez 2

LA HISTORIOGRAFÍA REGIONAL

Una historiografía regional no es un intento separatista de las historias de unos y otros. Es plantear el derecho a hacer una historia de todos y para todos del sur, del norte, del centro, de los ámbitos insular, rural y urbano, de todas las castas y etnias. En síntesis de la chilenidad en forma. Es la idea contrastante con los etnocidios anacrónicos y con la culturalidad exclusivista.

Los cambios en las percepciones que ha tenido lugar en los últimos años, con el advenimiento de la democracia, como asimismo los avances convincentes por consagrar la educación de la biculturicidad y la plurietnicidad, abren las perspectivas de una nueva y cualitativa etapa. No obstante lo cual, se hace pertinente “una redefinición de la democracia que sea capaz de dar cuenta ya no solo de la necesidad de lograr la igualdad y el ejercicio de la ciudadanía, sino de luchar por la construcción de una sociedad diversa y pluricultural capaz de estimular hasta sus últimas consecuencias el respeto de los “otros”.

La historia -y la historiografía- deben ser desdogmatizadas, transgredidos los estrechos espacios de los nacionalismos mitológicos y exacerbados. Somos fruto de nuestro particular pasado. No de la impostación teórica centralista. 

Como plantea Luis Moulián “nuestra identidad (y nuestras identidades) como pueblo así como nuestros proyectos de futuro siguen siendo preguntas abiertas, que requerimos conocer y procesar en profundidad”.

La Historia Oficial de Chile tiene un importante, trascendente, norte que es imposible desconocer. Su vitalización es tarea de los historiadores de la arista-norte: Tarapacá.


REFERENCIAS

1. BOUYSSE-CASSAGNE, T. T SAIGNES, T. “EL Cholo: actor olvidado de la Historia”, en Revista Unitas No. 5, marzo 1992. La Paz- Bolivia.

2. ILLANES, MARIA A. “Ausente Señorita” El Niño Chileno, la Escuela-para-Pobres y el Auxilio, 1880-1990. Santiago, Chile, 1991. pg. 14.

3. “Cuando ocurre este segundo caso (dominación a través de aparatos ideológicos), y se entrega una falacia discursiva que hace sinónimo el concepto Estado con los conceptos Nación, Sociedad o Patria, nos enfrentamos a una violencia simbólica inserta en un proceso de ideologización y dominación que, más o menos, va afectando los diversos grupos de la sociedad” González, Sergio.  

“Violencia y eficacia simbólica en la Chilenización Educativa de los Aymaras de Tarapacá” Actas del Primer Seminario Internacional de Educación Intercultural, Provincia de Iquique- Chile. Imprenta Iquique, Iquique 1990, p.24.

4. Ver Juan Van Kessel en “Holocausto al Progreso”.

5. DASSO, E. Y MONTAÑO, S. “Identidad y Ciudadanía. Educación Cívica y Mujer Rural en la Subregión Andina”. UNESCO-UNICEF. Santiago- Chile. 1991.

6. Al respecto se ha sido extensamente reconocida la obra “Hombres y Mujeres de la Pampa, Tarapacá en el Ciclo del Salitre, I Parte”, de Sergio González M. donde se re-construye la historia de la cotidianeidad y en la cual las estadísticas son un medio y el proceso el contexto de la direccionabilidad. Sergio González M. (Ediciones Especiales Camanchaca No. 2 T.E.R., Imprenta Iquique, Iquique, 1991).

7. Moulián Luis, “Historia Popular, Herminda de la Victoria” en Revista Cal y Canto No. 10. ECO. Enero 1992.


(*) Dr. © en Historia Universidad de Tarapacá

[1] Publicado originalmente en Camanchaca N°15, Iquique, Taller de Estudios Regionales, 1994, pp.29-31.

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