LA YARETA DEL ALTIPLANO, UN TESORO ANDINO

La llareta, yareta o Azorella compacta es un arbusto nativo de las regiones altiplánicas, conocido por su apariencia similar al musgo. Es una de las plantas más longevas, alcanzando los 3.000 años o más y, lamentablemente, se encuentra en estado Vulnerable.

Ciencia y Medio Ambiente06/09/2019 Verónica Droppelmann (*)
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Cuando uno va al desierto y ve una yareta (Azorella compacta) sin conocerla, puede pensar que es musgo cubriendo piedras; algo que parece un cojín verde. Lo cierto es que es un arbusto que crece entre las piedras y las cubre con sus ramas y vegetación e incluso, está asociada a vegetales y hierbas como el eneldo, apio, cilantro, zanahoria, hinojo y perejil, ya que pertenecen a la misma familia: Apiaceae.

A lo largo de todo Chile hay cerca de diez tipos de llaretas, pero la más conocida es la del altiplano, esa que habita en alturas entre 3 mil y 5.300 msnm. Adorna los  paisajes áridos del desierto nortino, entre las regiones de Arica y Parinacota y de Atacama, con su apariencia de cojín verde y pequeñas flores amarillas. ¿Lo curioso?

Sólo son capaces de crecer 1,5 cm al año. Eso hace que las especies más grandes, que miden entre medio metro a un metro, puedan llegar a tener cientos o miles de años. De hecho, la fotógrafa Rachel Sussman incluyó a una yareta de 3.000 años encontrada en el desierto de Atacama en su libro de las especies más longevas del mundo. También se trata de una especie que puede adaptarse a los cambios extremos de temperatura de la zona y tiene propiedades que la han llevado a ser extraída de forma desmedida y, por lo mismo, ahora está amenazada.

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VULNERABLES

Según datos del Ministerio del Medio Ambiente, esta especie está en estado Vulnerable. Habitan en una superficie cercana a los 30 mil km2 –lo que equivale a un 30% del desierto de Atacama–, pero en poblaciones muy fragmentadas y frágiles. Además, no hay antecedentes sobre la cantidad de ejemplares de este arbusto ni en qué áreas específicas del altiplano habita, más que en laderas rocosas de la cordillera.

Sin embargo, sí se sabe por qué está amenazada: la pérdida de hábitat y su captura o extracción. En los dos siglos pasados hubo una alta explotación de este arbusto, pese a que su extracción empezó, al menos en teoría, a ser regulada en 1941. ¿La razón? Sus propiedades. Entre ellas, su uso como combustible, lo que fue aprovechado por habitantes de la zona y el desarrollo de la actividad minera de cobre y salitre. A eso se suman la amenaza de la construcción de ferrocarriles internacionales –entre Arica y la Paz o Antofagasta y Oruro– y sus beneficios medicinales, ya que sirve como antiparasitario, como medicina contra la tuberculosis y ayuda a la diabetes.

Pese a esto, hoy la Azorella compacta está más protegida. La Ley de Recuperación del Bosque Nativo y Fomento Forestal, que se publicó en 2008, prohíbe la corta, eliminación, destrucción o descepado de individuos y también la alteración de su hábitat. Esto incluye a las especies Vulnerables y las de formación xerofítica, entre las que está la yareta del altiplano. Y su regulación está en manos de CONAF. En caso de incumplirse la ley, las multas van de 2 a 5 UTM por hectárea, dependiendo de la gravedad de la falta.

Las llaretas, por su contextura, además funcionan como ingenieros ecosistémicos: pueden reducir la velocidad del viento y controlar las diferencias de temperatura de las zonas en las que habitan. También, como habitan en la alta montaña, pueden adaptarse a suelos que son nutricionalmente pobres con distintos pH, además de sobrevivir en condiciones de sequía, altas y bajas temperaturas y radiación solar.

(*) Este artículo fue publicado por “Ladera Sur”, un medio especializado en temas de naturaleza, medio ambiente, paisajes, vida outdoor, viajes y más. www.laderasur.com

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